Los murales de Oz Montanía han sido elogiados por su creatividad, técnica y poderosos mensajes. Con una fusión de colores y la mística de la naturaleza el artista logró cautivar a un numeroso público.
En los últimos años, el mundo del arte urbano se ha ganado el reconocimiento y la aceptación de un variado público.
Entre los talentosos artistas que emergen en esta escena se destaca Oz Montanía, el paraguayo que a través de sus graffitis logró fusionar la esencia de la naturaleza con el entorno urbano, presentando obras impactantes que llaman la atención de los transeúntes y de los amantes de esta manifestación artística.
Diseñador, ilustrador, artista urbano y gestor de proyectos, Oz es un soñador que encuentra sus influencias artísticas tanto en la cultura popular paraguaya, el cómic, la música, el graffiti, el lowbrow como en elementos del acervo visual local. Sus obras incluyen murales de gran formato en edificios, en negocios, intervenciones en espacios públicos, lienzos de gran formato y piezas escultóricas abstractas.
La naturaleza es fuente de inspiración del artista. Foto: Gentileza.
“Cuando somos chicos todos dibujamos en las paredes, algunos nunca dejamos de hacerlo nada más. Me gusta dibujar desde siempre y pintar con aerosol fue la consecuencia directa de haber pasado por ese momento en el que a los 10, 11 años empecé a ver graffiti en las revistas y VHS de skate. Desde ese momento tuve la fijación con el muro y el spray”, señaló.
Además de su obra personal, Oz se dedica a dar talleres de muralismo en diferentes niveles y a la gestión de proyectos que combinan arte, cultura, muralismo y comunidad. Su trabajo lo ha llevado a pintar o exponer en ciudades como Toronto, San Francisco, Los Ángeles, Miami, Bogotá, Cartagena, República Dominicana, Quito, Lima, Santiago de Chile, São Paulo, Río de Janeiro, Montevideo, Berlín, Amsterdam, París, Perpignan, Helsinki, Johannesburgo, Tokio, Tel Aviv, entre otras grandes urbes.
“Yo no creo que la creatividad en cualquier rubro sea una caja negra de la cual salen mágicamente las cosas. Pienso que lo que sucede se debe parecer más a un proceso de maceración o fermentación de estímulos que uno consume. Cada libro, comic, serie, película, visita a muestras, viajes, etc, todo eso alimenta el caldo de cultivo interno y lo que va saliendo es una respuesta casi química a todo lo que uno ingiere. En mi caso tengo un consumo compulsivo de todo, quiero ver, escuchar, leer todo, obviamente es imposible, pero es parte del proceso. Espero no atorarme en los mismos temas demasiado tiempo”, resaltó.
Consultamos también cuántas obras ha realizado en su vasta trayectoria. “Debería llevar la cuenta de eso me imagino, pero es algo aparte de la cotidianeidad, no se si alguien lleva la cuenta de todas las taza de café que se tomó o cuántas veces puso la ropa a lavar en su vida, ya forman parte de la experiencia diaria, no tengo una cifra para responder”, acotó entre risas.
Oz encuentra admiración por trabajos hechos por artistas locales como Fidel Fernández, uno de sus favoritos e internacionalmente la lista es más extensa, pero Guido Bisagni, es quien lo cautiva con sus obras abstractas que dejan una profunda impresión en él. Tanto es así que tiene un cuadro suyo tatuado en el antebrazo.
“Me gustaría ser un catalizador que haga que las cosas sucedan. Un facilitador para que más gente se anime a dedicarse a alguna labor creativa, organizar un festival anual de muralismo en Paraguay”, finalizó.