Soledad Feal Zubimendi, economista país del BID en Paraguay
Es una realidad que Paraguay ha crecido más que la región en los últimos quince años y ha hecho avances importantes en materia económica, social e institucional. Pero también es cierto que ha venido soltando el acelerador y un escenario internacional más complejo amerita nuevas estrategias. En Paraguay, la inversión en capital físico y la incorporación de más trabajadores a la fuerza laboral fueron responsables del 70 por ciento del crecimiento promedio del país entre 2004 y 2019. En contraste, la formación de talento y la productividad aportaron menos de la tercera parte del aumento en el PIB en dicho período.
El desafío es revertir esta relación siendo más eficientes e innovadores en la elaboración de bienes y servicios en un planeta cada vez más limitado por la disponibilidad de recursos naturales. En el reporte recientemente publicado por el BID llamado “BIDeconomics Paraguay: panorama de oportunidades” proponemos una serie de recomendaciones para dinamizar la economía con foco en los desafíos que plantea los eventos climáticos adversos en el desarrollo productivo de Paraguay.
Al ser una economía pequeña, para crecer Paraguay necesita más y mejores empresas que logren insertarse en las cadenas de valor y los mercados internacionales. El 97% de las empresas paraguayas son mipymes, solo 4 de 10 opera formalmente y apenas 0,2% logra exportar. Para que nuevas industrias prosperen y las empresas sean más productivas y ofrezcan bienes y servicios más sofisticados, se requiere de un entorno habilitante que incentive la formalización, conformado por servicios de capacitación y asistencia técnica, adopción de innovación y tecnología y mejora del acceso al financiamiento.
Sumado a esto, es necesario cerrar las brechas en materia de formación técnica y habilidades de la fuerza laboral de acuerdo con las demandas de los sectores productivos mejorando los servicios de orientación, intermediación, inserción y capacitación laboral y el desarrollo de habilidades digitales y otras competencias clave.
Por su parte, la conquista de mercados internacionales requiere de menos barreras fronterizas y fricciones al comercio internacional, mejora de la logística y del fortalecimiento de las herramientas de atracción de inversiones. Nada de esto puede conseguirse sin una infraestructura de transporte multimodal y de energía resiliente. En ambos casos es indispensable encontrar diferentes fuentes de financiación y adaptar los marcos normativos a las nuevas exigencias.
En todos estos frentes es cada vez más determinante prever los impactos climáticos y anticiparse a ellos con medidas de adaptación y mitigación. De acuerdo con el índice de riesgo climático global de Germanwatch, Paraguay ocupó el puesto 30 de 181 países durante 2000-2019 según las pérdidas económicas promedio como porcentaje del PIB causadas por eventos climatológicos, y el país se ubica en la posición 93 entre 182 países de acuerdo con su capacidad de preparación y vulnerabilidad al cambio climático acorde a la Iniciativa de Adaptación Global de Notre Dame. A esto se suman las demandas de algunos mercados internacionales por condiciones de producción sostenible y mayores compromisos por preservar la biodiversidad y evitar la deforestación y degradación ambiental.
Es determinante contar con instrumentos que permitan generar, comprender y gestionar datos e información climática. Se pueden tomar decisiones productivas oportunas, implementar planes de contingencia y proteger infraestructura vital cuando se cuenta con datos que permitan identificar las amenazas climáticas, los activos vulnerables y las consecuencias sociales y económicas de los desastres naturales. Además, deben diseñarse políticas de largo plazo que permitan mejorar la resiliencia, aumentar la producción y reducir el impacto de las industrias en el medio ambiente, y al mismo tiempo, preparar a la fuerza laboral para los empleos verdes.