Ellas son profesionales de alto vuelo, comparten una misma pasión: la aviación, rubro que les ofrece innumerables oportunidades de crecimiento. Conocé las historias de éxito de Noelia Benítez, Ana Paula Céspedes y María Teresa Cáceres, pilotos que marcan la diferencia haciendo que los negocios despeguen y lleguen a destino.
La inspiración aterrizó en un viaje que, Noelia Benítez, efectuó a Medio Oriente buscando cumplir el sueño de conocer el mundo y aprender sobre diferentes culturas. En ese entonces, estaba soltera, sin hijos, con una carrera recién concluida y con la maleta cargada de anhelos por vivir nuevas experiencias.
“Mi pasión por la aviación nace en los aeropuertos, de pasar muchas horas haciendo interminables escalas que recorriendo los países que tuve la oportunidad de visitar. Eso hizo que mi interés por este fascinante mundo de la aviación se despertara y se convirtiera en un sueño: aprender a volar”, indicó la comandante.
Aseguró que cuando volvió del continente asiático, no dudó un segundo en inscribirse a un curso de piloto privado, pues su meta solo era esa. Entrenó durante un año y en noviembre del 2018 realizó su primer vuelo al mando de un Cessna C-150 junto al comandante Alexis Martínez.
Comandante Noelia Benítez: "Mi pasión por la aviación nace en los aeropuertos, de pasar largas horas haciendo escala para otros vuelos".
Su espíritu aventurero y creativo la condujo a descubrir otros grandes talentos. Así notó su potencial para emprender un negocio, hecho que la obligó a apartarse en gran medida de la aviación, tomándola como un hobby que la invitaba a desconectarse del mundo y relajarse. “Volar es una terapia para mi alma. Esto me permite apreciar el mundo y la naturaleza desde otra perspectiva”, explicó Noelia.
Seguidamente, la profesional dijo que nos encontramos en la era del empoderamiento de femenino. Mencionó que las mujeres tienen cada vez más participación en diversos rubros y que ello aporta una visión diferente a los negocios.
En cuanto a las oportunidades que se generan en el entorno del pilotaje comercial, aseguró que son múltiples, pues muchas aerolíneas del mundo ya han apostado por comandantes y primer oficiales mujeres, incluso hay tripulaciones enteras lideradas por este género.
Pasión compartida. Noelia confesó que como piloto privado, durante el tiempo que incursionó en este segmento, pudo realizar vuelos nacionales, pero que como turista llegó a conocer hasta el momento unos 40 países. Esta pasión la transmite a su hijo que, desde pequeño, ya manifiesta un interés por surcar las rutas del cielo.
Hoy día su misión es clara: ser mamá, emprendedora y piloto. “Primero soy mamá, luego soy jefa, entendiendo que de mi buena gestión depende el pan de cada día de mis socios y colaboradores, y finalmente soy piloto, una piloto de hobby, que utiliza la aviación como terapia”, remarcó.
Noelia es una emprendedora exitosa. Actualmente, se dedica al amoblamiento del hogar, de oficinas y edificios corporativos.
Herencia familiar. Ana Paula Céspedes lleva en sus genes la adrenalina de estar siempre a varios metros de altura, pues este oficio lo aprendió de manos de su padre quien desde que era pequeña le enseñó todo lo que sabíasobre esta apasionante industria.
“Mi pasión por la aviación nace desde niña. Al ver pasar un avión en el cielo o a mi a papá vestido de piloto sabía que de grande quería ser como él y estar en ese mismo lugar. Gracias a Dios, con tiempo y dedicación, se convirtió en mi profesión”, relató la comandante que desde el 2016 está al frente de una aeronave.
Ella, al igual que Noelia Benítez, realizó el curso de piloto privado y, luego, decidió sumar más horas al entrenamiento hasta que logró concluir los cursos de vuelo por instrumentos, comercial y multimotor, una pasión que, según confesó, “una vez que empieza no termina más”.
Ana Paula Céspedes: "Mi pasión por la aviación nace desde niña. Al ver pasar un avión en el cielo o a mi a papá vestido de piloto sabía que de grande quería ser como él y estar en ese mismo lugar".
Anécdota. “Cómo olvidar ese día de mi primer vuelo”, comentó con gran emoción Ana Paula. Agregó que, en el 2016, invitada por su padre, salió a dar una vuelta en un Cessna 172 y fue ahí donde, por primera vez, hizo “clic” con el avión de sus sueños y esto significó el impulso necesario para convertirse en lo que hoy día es, una profesional de alto vuelo.
Para ella, volar significa libertad, la más linda que conoce, y siempre que está a varios metros de altura es lo que más valora, además de las inmensas oportunidades que le brinda la industria para desarrollarse ya sea en cuanto a lo personal como profesional.
Con 20 países en su haber y largas horas de vuelo, ella asegura que esta actividad “desde que te subís al avión hasta que te bajás es intensa, en un sentido de responsabilidad, pero al mismo tiempo está en uno disfrutar de lo que hace. Entonces, diría que en todo momento es una mezcla de ambas sensaciones”.
Sortear los obstáculos y eventuales contratiempos supone de mucha preparación técnica y, sobre todo, psicológica. En ese sentido, entre risas, afirmó que ser mujer es una ventaja, ya en cierta forma se está preparada para afrontar grandes desafíos. “Eso es lo bueno de ser mujer, creo que podemos con todo, de alguna manera encontramos la forma de arreglarnos para tratar de cumplir con nuestras obligaciones y lo que nos interesa en el día a día”, puntualizó
Con 20 países en su haber y largas horas de vuelo, Ana Paula asegura que esta actividad es intensa desde el despegue hasta el aterrizaje del avión, pues implica responsabilidad y profesionalismo a toda prueba.
Rompiendo esquemas. La comandante María Teresa Cáceres contó que cuando estaba en el tercer o cuarto grado de la Escolar Básica, su padre la había sorprendido con una propuesta. Fue hasta la escuela para buscarla más temprano que lo habitual y la llevó a volar en su aeronave junto con él.
“Creo que esta pasión por la aviación data de mucho tiempo ya que nací en el seno de una familia que proviene de ese mundo. Sin embargo, puedo decir que esta carrera es de mucha perseverancia y constancia. Estudié en la escuela de pilotaje de mi familia, entonces puedo decir que uno de los que me enseñó a volar desde cero fue mi papá y me sigue enseñando hasta hoy”, refirió.
Comandante María Teresa Cáceres: “Creo que esta pasión por la aviación data de mucho tiempo ya que nací en el seno de una familia que proviene de ese mundo".
Por otra parte, celebró que cada vez haya más mujeres que se animan a ser piloto y que se haya roto “ese tabú de que es una profesión solo para hombres. Me parece genial cómo nos animamos a ir por lo que queremos y por lo que nos apasiona”. Y esto es más notable aun en María Teresa, atendiendo a que ella es licenciada en Administración de profesión y piloto por elección.
“Mi papá siempre me dice que lo más fácil es volar, pero que saber el funcionamiento del avión y sus equipos, los procedimientos de emergencia entre otras cosas, es lo que hace que el piloto sea bueno. El conocimiento teórico es una parte fundamental en esta profesión”, expresó y agregó que, siguiendo esta filosofía, dedica tiempo a formarse y aprender más del rubro en el que con tanta prestancia se desenvuelve.
María Teresa señaló que lo que hace a un buen piloto, además del profesionalismo, son los conocimientos teóricos y prácticos acerca del buen funcionamiento del avión y sus equipos, los procedimientos de emergencia entre otras cosas.