Las finanzas en pareja pueden llegar a ser un auténtico dolor de cabeza, sigue los siguientes consejos para evitar conflictos y cuidar la salud financiera del hogar.
1. Poner orden
Hacer un presupuesto es siempre el primer paso para ordenar las finanzas. En este caso, si se realiza en pareja hay que cumplir con las mismas normas:
-Procurar que los gastos sean menores que los ingresos
- Gestionar y llevar un seguimiento de las deudas para mantener un nivel adecuado
- Destinar un porcentaje de los ingresos al ahorro y planificarlo en todos los horizontes: a corto, medio y largo plazo (ahorro para la jubilación).
- Tener siempre un fondo de emergencias para imprevistos
2. Repartir tareas… financieras
Conviene dejar claras cuestiones como cuánto va a aportar cada miembro de la pareja a la cuenta en común, quién va a estar pendiente de que haya fondos suficientes para afrontar los gastos del día a día, quién se va a encargar de la gestión de las inversiones que se hagan con los fondos de ambos, etc.
3. Repetir la conversación
Tener una reunión al principio para sentar las bases financieras de la convivencia está muy bien, pero eso no significa que no haya que actualizarlas. El tiempo pasa y es natural que las condiciones vitales cambien y aparezcan nuevos objetivos de ahorro y necesidades. La pareja debería establecer nuevas estrategias y decidir juntos cómo afrontar los cambios financieros que se avecinen e incluso fijar su capacidad de endeudamiento.
4. Escuchar y empatizar
Cada persona tiene su personalidad a la hora de gestionar el dinero; las hay precavidas, proclives al gasto, ahorradoras, arriesgadas… En el caso de la pareja, es fácil que cada uno tenga su propio comportamiento financiero. Esto no tiene por qué ser un problema si no se “arrastra” al otro, imponiéndole objetivos que, puedan comprometer la estabilidad financiera de la pareja.
5. Estar al día
Una vida económica tranquila pasa por tener una buena educación financiera. Estar bien informado es fundamental para tomar las mejores decisiones y si se hace en equipo, puede resultar motivador. Si a la empatía, la escucha y la comprensión de la situación del otro, se le añade la educación financiera, seguro que será mucho más sencillo afrontar todo tipo de imprevistos y cambios sin que, ni la relación ni el bolsillo, se resientan.