La Fundación Moisés Bertoni y el Laboratorio de Innovación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID Lab), presentaron los resultados del “Diagnóstico del Metabolismo de la Economía Paraguaya” de manera a fomentar el desarrollo de políticas públicas más sustentables e incentivar a que organizaciones e instituciones tomen mejores decisiones de inversión.
Mauricio Solalinde, gerente de Economía Circular de la Fundación Moisés Bertoni, presentó los resultados del estudio, en donde analizaron los materiales vinculados a las industrias, empresas de embalajes y construcción para, a través de ese análisis, comprender la entrada y salida de estos materiales en la economía, lo que permitió la elaboración de diagnósticos por dimensión y por flujo de materiales de manera más exacta.
La información recopilada dio como resultado el análisis de 19 flujos de materiales y 33 tipos de industrias, consolidando más de 7.000 datos como base para los balances físico, financiero y medioambiental. “La Fundación Moisés Bertoni busca desarrollar acciones sostenibles en lo social, ambiental y económico. En este sentido, estudia el metabolismo y flujos de materiales para promover la economía circular. La fundación tiene experiencia en esto, tras haber creado una industria que procesa los desechos de las industrias frigoríficas y genera otros productos, evitando la contaminación y generando valor económico. Su objetivo ahora es replicar esta lógica de economía circular en otros espacios e impulsar alianzas y políticas públicas”, indicó Yan Speranza, director de la Fundación Moisés Bertoni.
Algunos de los resultados sobre el “Diagnóstico del Metabolismo de la Economía Paraguaya".
Estudio segmentado. En este punto, Solalinde explicó que el estudio no abarca toda la economía del país, sino que prioriza una serie de flujos de materiales de construcción que permiten, por un lado, analizar los mismos para entender lo que entra y sale del país, entender cuáles son los riesgos asociados a mantener un modelo de economía lineal, de producir y luego desechar sin ningún sistema de recolección y cuáles son las oportunidades que tenemos en esas cadenas que hoy en día ya están desarrolladas.
“Terminamos priorizando una serie de flujos que se entiende como familias de cadenas de valor, tomamos al sector de la construcción, empezando a analizar la minería: cemento, piedra, arcilla, madera que se están utilizando. Nos preguntamos, ¿de dónde viene el cemento? ¿Cuántas cementeras hay? ¿Cuánto tiempo está este cemento como hormigón en la economía?
Por otro lado, en cuanto a material industrial, empezamos a entender el flujo de aparatos eléctricos y electrónicos que estamos importando y que cuentan con tasas de recuperación bajas y con grandes impactos ambientales y donde se tiene oportunidad de negocio. También hablamos de envases y empaques, analizando todos los tipos de plásticos, vidrios, aluminio, en fin, envases primario, secundario y terciario para entender toda esa trazabilidad de los materiales y su destino final”, manifestó. Información valiosa.
Cabe resaltar que el estudio de la Fundación Moisés Bertoni se basó en información confidencial y protegida para que las empresas, organizaciones e instituciones puedan tomar mejores decisiones de inversión y para fomentar el desarrollo de políticas públicas más sustentables.
“A partir de estos datos se puede comprender que en un modelo de producción lineal existen riesgos económicos tanto a nivel microeconómico como macroeconómico, pero especialmente a nivel macroeconómico, donde los flujos físicos tienden a convertirse en residuos más rápido de lo que son sustituidos por nuevos productos, generando impactos medioambientales y costes significativos con la eliminación al final de la vida útil; así como la identificación de oportunidades para la economía del país en torno a la economía circular” mencionó Mauricio.