El procesamiento total de oleaginosas al cierre del primer trimestre del año alcanzó 578.216 toneladas, una caída del 12% con relación al mismo periodo del 2022. Con esto, la comparación interanual se va acercando más a lo que cabría esperar considerando la recuperación de la producción primaria que permite cierta mejoría en el abastecimiento para las industrias.
Durante el mes de marzo la industrialización total fue de 338.280 toneladas, volumen mucho más cercano a lo que se registraba para este mes en años anteriores al de esta última sequía (aunque todavía inferior al promedio).
El procesamiento de otros granos (distintos a la soja) mantiene su buen ritmo y al cierre del primer trimestre alcanza las 22.564 toneladas, convirtiéndose en el mejor registro que se tenga para este periodo desde el 2013, superando en un 47% el dato del año pasado; aunque la industrialización de estas otras oleaginosas supone apenas el 3,9% de todo lo procesado durante el 2023 e incluso debería ir disminuyendo en su participación conforme avance el año y el procesamiento de soja, la principal oleaginosa del país.
A su vez, la industrialización acumulada de soja en el primer trimestre del año llegó a 555.652 toneladas, una reducción del 13% en comparación al mismo periodo del 2022, acercándose más a los valores que cabría esperar luego del retraso de la cosecha que limitó el procesamiento al inicio del año.
De esta manera, la utilización de la capacidad nominal subió al 48%, porcentaje que se ubica en torno al promedio para este periodo en los últimos tres años, aunque se sitúa más de 10 puntos porcentuales por debajo si consideramos el promedio de los últimos 5 años.
El procesamiento podría mantener un nivel relativamente bueno en los próximos meses, pero conforme se mantenga la alta demanda del exterior por nuestra materia prima, a las industrias nacionales les costará mantener el ritmo y lo más probable es que se vuelva a cerrar el año con un bajo nivel de utilización.