La molienda acumulada hasta el mes de noviembre del 2022 alcanzó 1.887.402 toneladas, una reducción del 30% en comparación al mismo periodo del año pasado y de 1,19 millones de toneladas con relación al promedio de los últimos tres años para los primeros once meses, según un informe de la Cappro (Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales) .
Con apenas 21.233 toneladas procesadas en noviembre de este año, se convierte en el mes con el volumen de molienda más bajo del que se tenga registro (los registros de la Cámara iniciaron en el 2008), remarcando una vez más al 2022 como el peor año para la industria aceitera.
Para diciembre se espera que la molienda vuelva a estar en niveles tan bajos como el de los últimos meses cerrados, consolidando de esa manera el cuarto año consecutivo en que se cierra el año con una menor industrialización de oleaginosas que en el año inmediatamen te anterior.
Aunque el volumen tan bajo procesado este año se debe al quiebre de la cosecha de soja a causa de la sequía, la tendencia de caída es consecuencia de la pérdida de competitividad de nuestra industria por los constantes cambios en las reglas que sufre el sector y otros factores, como la falta de una política industrial.
La industria aceitera nacional ha venido actuando de manera consistente por debajo de sus posibilidades, con una utilización de la capacidad instalada del 74% (considerando el promedio de los tres años anteriores al actual de sequía), lo que implica que en estos años se ha dejado de agregar valor a cerca de 1,1 millones de toneladas de soja por año en el país, incluso en años en donde se obtuvieron muy buenos resultados agrícolas.
Para este año, esta cifra se ubicará en torno a los 2,4 millones de toneladas, con un aprovechamiento de la capacidad por debajo del 50%.