Las industrias aceiteras cierran un duro 2022, con fábricas que cerraron sus puertas desde septiembre a causa de la falta de materia prima para procesar debido a la sequía y la ausencia de medidas de contención oportunas para paliar la situación. Si bien se aguarda una mejor cosecha para el 2023 (de cumplirse los pronósticos de lluvias durante diciembre), desde la Cappro no esperan una total recuperación en la industria ya que las condiciones de competitividad continúan siendo desfavorables.
Desde la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (Cappro) explicaron que el 2022 fue el peor año para la industria aceitera desde el 2013, año en que las industrias asociadas a Cappro hicieron las inversiones más importantes de los últimos 10 años, en términos de saldo de inversión extranjera directa, que posibilitaron el aumento de la capacidad de procesamiento de un millón y medio de toneladas/año a más de cuatro millones de toneladas/año, así como el nivel de procesamiento y el porcentaje de utilización de la capacidad instalada.
Según datos del gremio, en promedio anual, Paraguay desaprovecha más de un millón de toneladas de su capacidad para procesar oleaginosas; mientras que este año el valor será mayor a dos millones de toneladas debido a la sequía que afectó al campo y disminuyó considerablemente la cosecha.
No obstante, a pesar del mal año para el sector, la Cappro destaca que la variación de los volúmenes exportados y la generación de divisas muestran que los productos industrializados a base de soja mantuvieron una mayor estabilidad y generaron más ingresos de lo que se podría estimar por el volumen vendido.
En cuanto a las perspectivas para el 2023, la gerente general del gremio, Sandra Noguera, manifestó: “Si se cumplen los pronósticos iniciales para el campo, la producción de soja podría volver a niveles más cercanos al potencial, que es de alrededor de 10 millones de toneladas, pero esto no asegura una recuperación total para la industria aceitera, ya que las condiciones de competitividad no se han modificado con relación a los últimos años en los que ya se veía una tendencia negativa a pesar de las buenas cosechas”.
De acuerdo a la vocera del gremio, para consolidar la agroindustria y lograr el desarrollo integral de la cadena de valor es preciso que las industrias aceiteras nacionales cuenten con mejores oportunidades y puedan competir con las fábricas de otros países por la materia prima necesaria para aprovechar su potencial de producción.
En este contexto, y teniendo en cuenta el próximo cambio de gobierno, la Cámara vuelve a insistir en el desarrollo de políticas que abarquen las diversas necesidades del sector y fomenten la industrialización en el país. Entre ellas, el gremio propone un esquema de equiparación tributaria para la industria aceitera con relación al resto de las industrias que exportan, un ajuste normativo para posibilitar la importación de materia prima bajo el régimen de admisión temporaria, con fines de industrialización, y una lucha frontal y sostenida contra el contrabando, a la vez que solicita que se continúe trabajando para asegurar la producción sustentable con el fin de cumplir con las exigencias de los consumidores.
Actualmente la posibilidad de realizar importaciones de granos está permitida para la industria por el Decreto N° 7051/2022 pero por un periodo de tiempo limitado (hasta el 31 de diciembre del 2022, pero que estuvo en vigencia plena recién desde agosto del 2022), por lo que impulsan la instalación de un esquema permanente que permita a las industrias realizar las gestiones logísticas necesarias para aprovechar las posibilidades que puedan existir y utilizar la capacidad instalada que ha sido desaprovechada en los últimos años.
“Pedimos que el próximo Gobierno nos otorgue espacios de diálogo para aportar a la construcción de políticas públicas que apunten a promover el desarrollo de toda la cadena de valor de las oleaginosas, desde la Cappro estamos seguros de que la industrialización de la materia prima agrícola nacional dentro del país es el camino para el desarrollo social y sostenible del Paraguay, pero mientras continuemos en las mismas condiciones desfavorables no vemos posibilidades de crecimiento. Instamos a las futuras autoridades a escucharnos y a trabajar en pos del bienestar de nuestro país”, expresó Noguera.
En la actualidad, la Cámara está conformada por 10 empresas industriales que procesan oleaginosas para la obtención de aceite crudo y refinado, harina y cascarilla de soja. Algunos de los asociados también realizan otros procesos industriales conexos, como envasado de aceites comestibles y producción de grasas, margarinas y balanceados. Otros productos también son el aceite de coco y el expeller de almendra de coco y pulpa de coco.