En épocas de dificultad económica e incertidumbre, como la que vivimos tras la pandemia del COVID-19, muchos nos preocupamos por nuestro futuro económico y situación financiera a largo plazo. Por eso, es más importante que nunca que planeemos una estrategia a largo plazo para rentabilizar nuestro dinero y tener seguridad de nuestros ahorros.
Anteriormente, tener un trabajo estable, aportar para la jubilación, y practicar la disciplina del ahorro eran suficientes herramientas para garantizar un gran futuro económico. Pero hoy en día eso es más difícil por un determinante principal: la inflación.
El promedio de inflación desde el año 2000 hasta el año 2021 en nuestro país alcanza el 5,95%. Por lo tanto, al solamente ahorrar y aportar para la jubilación, ese es el porcentaje de poder adquisitivo que perdemos por año, resultando en que el dinero ahorrado tenga un menor rendimiento.
Hoy en día, las inversiones (tanto a corto como a largo plazo) se presentan como la opción más rentable para prepararnos para el retiro, formar un hogar, enfrentar problemas económicos, etc.
Existen inversiones en el corto plazo que pueden ayudarnos a mantener el valor de nuestro capital a la par de la inflación: fondos mutuos, por ejemplo. Sin embargo, si buscamos un crecimiento patrimonial interesante, así como cuidar nuestra estabilidad económica a través del tiempo, es necesario pensar en las opciones a largo plazo.
Como especialista en inversiones en el mercado de valores local, mi sugerencia es concentrarnos en las ventajas a largo plazo que nos ofrecen los instrumentos disponibles en nuestro país, donde la rentabilidad media es mucho mayor a las inversiones de corto plazo. A mayor tiempo en el mercado, mejor rentabilidad anual podemos obtener.
Ahora, ¿cómo preparamos un plan de inversión a largo plazo? Para esto debemos seguir 4 sencillos pasos:
1- Analizá tu situación económica actual: realizá una anotación de todos tus ingresos y gastos a fin de determinar el importe que podrías invertir a largo plazo. Tené en cuenta que uno de los errores más frecuentes al momento de invertir es el de sobrepasar nuestra capacidad económica con tal de generar ingresos mayores. Es recomendable siempre contar con un “colchón financiero” que nos permita hacer frente a imprevistos.
2- Definí tus objetivos financieros: no tenés las mismas necesidades ni mentalidad a los 20 años que a los 45 años, eso mismo también se aplica a la administración de nuestro dinero. Los objetivos los definimos hoy, pero no deben de ser fijos sino dinámicos, a medida que los vayamos alcanzando.
Ejemplos de objetivos financieros: llegar a un cierto nivel de patrimonio, educación de hijos en el extranjero (plazo de ahorro superior a 5 años), etc.
3- Investigá tus opciones de inversión: el riesgo se disminuye cuanto más conocés sobre los productos en los que deseás invertir. Investigá las características principales de los fondos de inversiones, títulos de renta fija, y renta variable, para evaluar cómo podemos crear portafolios de inversión según nuestro perfil de inversionistas.
4- Elegí instrumentos de inversión acordes a tus objetivos y metas financieras: una vez que ya tengamos nuestras metas u objetivos financieros definidos y hemos investigado sobre los productos disponibles, es momento de comenzar con la inversión, eligiendo los productos con los que te sientas más cómodo o tengas un mejor conocimiento.
Si tenés alguna duda, siempre es conveniente asesorarte con un experto. En Basa Capital estamos para ayudarte a definir juntos tus objetivos financieros y ofrecerte los mejores productos para cumplirlos.