Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO) expresó que Paraguay debe aprovechar la creciente demanda mundial de alimentos y comenzar a moverse en ese sentido, por ende, las políticas públicas deben adecuarse y apuntar a fomentar el agregado de valor de las materias primas agrícolas que se producen en el país, en lugar de fomentar la exportación de estas en estado natural. Además, dijo, que se debe poner un freno al contrabando y a las actividades informales relacionadas para apuntar a un crecimiento sostenido.
La sequía ha causado estragos en el campo impactando de forma negativa en la economía. Así lo manifestó Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO), quien hizo ver que hubo una importante reducción en la cosecha de soja, la principal oleaginosa del país y la principal materia prima para la industria aceitera, provocando una pérdida de alrededor del 60% del volumen producido de esta oleaginosa si se compara con las 10 millones de toneladas de producción potencial en condiciones normales.
“Con esta situación la mayoría de las fábricas asociadas a la CAPPRO ya han cerrado sus operaciones por lo que queda del año, con el impacto negativo que esto genera tanto para los colaboradores directos como los indirectos”, expresó.
La Cappro señaló en su boletín una caída del 11% en el ingreso de divisas por el complejo sojero como consecuencia de la sequía.FOTO:ARCHIVO
Aclaró que hoy día, nueve de las diez industrias asociadas a la CAPPRO están sintiendo el impacto negativo de la situación actual, algunas ya han detenido sus operaciones por falta de materias primas y otras continuaran algunas semanas más, solo porque los problemas de calidad de los granos causados por la sequía demandan un ritmo menor en el procesamiento en comparación al que se tendría si se contara con una calidad superior que se obtiene en una buena cosecha.
“Nuestras industrias trabajan durante todo el año, 24 horas los siete días a la semana, y usualmente tienen paradas programadas a finales de la segunda quincena de diciembre a la espera de la nueva cosecha; dan empleo a 8.800 personas (2.200 en forma directa en las fábricas y 6.600 indirectamente involucrados con las actividades industriales) y con estas paradas anticipadas se ponen en riesgo los mismos”, reflexionó la gerente general.
Gran potencial. Actualmente, la agroindustria nacional tiene la capacidad para procesar alrededor del 42% del potencial de producción de soja (la principal oleaginosa del país), pero entre el 2019 y el 2021 procesó apenas, en promedio, el 33% de lo cosechado; por lo que las posibilidades para ir agregando valor son muy grandes, con el consecuente aumento en la cantidad de empleos formales y de calidad que se generan y en los ingresos de divisas para el país.
.“Tenemos que ser capaces de ver lo que deja de ganar el país cuando en la matriz de exportaciones crece el volumen de materias primas en lugar del volumen de productos industrializados a partir de las mismas, que tienen un mayor valor. Consolidar la industria aceitera nacional puede ayudar a atraer otras inversiones y generar más oportunidades de empleo, es mucho lo que se pierde si el Gobierno resta importancia a este sector”, expresó Sandra Noguera, gerente general de la Cámara Paraguaya de Procesadores de Oleaginosas y Cereales (CAPPRO).
En este sentido, señaló que la industria nacional ha crecido de manera importante en las últimas décadas y que las estadísticas son muy claras en ese aspecto. Aun así, existe todavía mucho espacio para seguir creciendo, pero para ello es clave que el Gobierno actúe firmemente y de manera consistente contra el contrabando y la informalidad, ya que ponen en riesgo a las industrias que generan empleo en el país y que no pueden competir en igualdad de condiciones contra los productos ilegales.
“Además, debería existir una política energética que tenga en cuenta la demanda constante de energía durante todo el día por parte de las industrias, para no aplicar los sobrecostos por utilización en horario de punta”, enfatizó la gerente.
Contrabando, un golpe duro a la economía. Desde la CAPPROestán convencidos de que el contrabando y las actividades informales relacionadas son generadores de pobreza, que perjudican al Paraguay no solamente porque el Gobierno deja de recaudar cuantiosas sumas en concepto de impuestos que podría utilizar para cubrir servicios públicos u ofrecerlos donde no existen, o para utilizarlos en inversiones, sino también porque evita que miles de personas salgan de los sectores informales, donde muchas veces reciben remuneraciones menores al sueldo mínimo, además de no contar con seguridad social ni jubilación.
De allí que, además del establecimiento de una política industrial clara (lo que beneficiaría no solo a las agroindustrias sino a las industrias en general) es importante destacar que el contrabando viene en aumento y que lastimosamente las medidas correctivas adoptadas por nuestro Gobierno han demostrado ser inefectivas e insuficientes.
“Creemos que tenemos que trabajar en pos de una solución sostenible y a largo plazo para poner un freno a esta actividad ilegal. La situación no se va a solucionar simplemente con cambio de autoridades; hace falta un cambio en el enfoque, necesitamos estrategias y planes a largo plazo para desalentar la informalidad y poner fin a este flagelo”, sentenció.