Inversionista, empresario, filántropo e incluso gurú, son algunos de los títulos que Warren Edward Buffett ha recibido durante su carrera, y que lo han llevado a ubicarse como una de las figuras más reconocidas de Wall Street.
El quinto multimillonario más rico del mundo -con un patrimonio de USD118 mil millones, cumplió 92 años el pasado 30 de agosto, nacido en la ciudad de Omaha, Nebraska, Buffett creció en una familia de cinco integrantes. En aquel entonces, el principal sustento económico del hogar era su padre, quien se desempeñó como corredor de bolsa y miembro del Congreso de Estados Unidos.
En su etapa escolar, uno de sus primeros pasos empresariales los dio en las calles de la ciudad como repartidor de chicles y, posteriormente, bebidas. Más adelante, también se encargó de repartir algunos periódicos. Sin embargo, su fascinación siempre estuvo en el mercado bursátil.
A 11 años, Buffett compró sus primeras acciones de la compañía Cities Service Preferred. En su primera operación, adquirió seis títulos a USD 38 cada uno, y debido a que la cotización bajó a USD 27 decidió venderlas al poco tiempo después a USD 40.
Para él, este fue uno de sus mayores errores y lecciones en la vida sobre la inversión, ya que posteriormente, las acciones de la compañía se dispararon a USD 200. Así nació su lema “la paciencia es una virtud”.
Tras graduarse de la Universidad de Nebraska, Buffett estudió economía en la Escuela de Negocios de Columbia, donde recibió enseñanzas de Benjamin Graham, el padre de la inversión value. Durante este periodo, creó un lazo que posteriormente lo llevaría a trabajar con él durante seis años analizando informes de la bolsa de valores.
En 1956 el aprendiz tomó otro camino: creó una sociedad limitada en Omaha, llamada Buffett Associates, con el apoyo financiero de familiares y amigos, que lo llevaría a sumar un patrimonio sobre USD 100 mil.
Nueve años después, en medio de su gran éxito y ya convertido en un millonario, comenzó a invertir todas sus fichas en Berkshire Hathaway, que, en sus inicios, operaba como una compañía de fabricación textil y hoy destaca como una de las empresas de inversión más importantes del mundo.
En su apogeo profesional, y con lo aprendido de Graham, Buffett ideó distintas formas de inversión que serían consideradas posteriormente como predicciones para obtener buenos resultados. Sus aciertos y las clásicas cartas a accionistas, lo llevarían a ser conocido en la década del ‘60 hasta la actualidad como el “oráculo de Omaha”.
Desde sus inicios, el empresario se mantuvo al margen de productos de inversión complejos y volátiles como las grandes tecnológicas. Una decisión que posteriormente lo salvó del impacto de la burbuja de las punto com, que llevaría a la quiebra a un número importante de empresas.
Sus apuestas van por la adquisición de empresas de valor, que con el tiempo puedan entregar buenos retornos. Una de las primeras, y que ha descrito como “el negocio de sus sueños”, fue el fabricante de dulces, See’s Candies, que adquirió en 1972 por USD 25 millones. En una de sus cartas de 1991 a sus accionistas, mencionó que él, junto a su socio Charlie Munger han “obtenido rendimientos excepcionales y se lo han pasado bien”.
Otro deal importante fue la compra de la empresa ferroviaria Burlington Northern Santa Fe en 2009 por US$ 44 mil millones.
Por el contrario, entre sus mayores errores -reconocidos por el “gurú”- destacan las inversiones en la británica de distribución, Tesco; el negocio de calzado, Dexter Shoe; la compañía de seguros, General Reinsurance; con las que llegó a perder más de US$ 100 mil millones en un periodo de 20 años.
Este año, su cartera de inversiones de Berkshire Hathaway está compuesta en 48% por acciones de Apple, 13,6% en Bank of America y 7,5% en American Express. En tanto, el 30,9% restante se reparte entre compañías como Coca-Cola, Kraft Heinz, Moody’s, bancos de inversión y fabricantes de vehículos como Chevron, General Motors, entre otras.