Las intensas temperaturas en Europa amenazan con afectar las cosechas, mientras las centrales eléctricas operan a niveles bajos.
La ola de calor que azota el sur de Europa y que ha provocado cientos de muertes y enormes incendios en las últimas semanas mostró algunos indicios de remitir, pero siguió avanzando hacia el norte del continente, incluido Reino Unido, donde las autoridades emitieron una alerta por condiciones meteorológicas extremas.
Gran parte de Europa está sufriendo una ola de calor que, según los científicos, es compatible con el cambio climático, elevando las temperaturas por encima de los 40 grados centígrados en algunas regiones, mientras los incendios hacen estragos en los campos de Portugal, España y Francia.
Las temperaturas en algunas partes del sur de Europa empezaron a remitir durante el fin de semana, pero miles de bomberos de toda el área seguían luchando para contener cientos de incendios con las autoridades afirmando que el riesgo que se produzcan más focos sigue siendo extremadamente alto.
Ante esto, el Foro Económico Mundial advirtió del costo de las olas de calor en la producción y que puede afectar aún más a la economía europea, ya golpeada por la crisis en Ucrania.
“Además de crear condiciones de salud peligrosas, las olas de calor aumentan la probabilidad de sequías y provocan incendios forestales, que afectan tanto a los animales como a los humanos”, señala un artículo del FEM, que agrega que más allá de la amenaza inmediata para la vida, las temperaturas extremas también pueden afectar las economías.
“Los episodios prolongados de mucho calor pueden resultar en más visitas al hospital , una fuerte pérdida de productividad en la construcción y la agricultura, rendimientos agrícolas reducidos e incluso daños directos a la infraestructura”, dice el FEM, citando un estudio de la organización Phys añade que los empleados son menos productivos durante el clima cálido, incluso si trabajan en el interior, mientras que los niños luchan por aprender en condiciones de calor extremo, lo que resulta en menores ingresos de por vida, lo que a su vez perjudica el crecimiento económico futuro.
Al afectarse los cultivos y las cosechas, la producción de los alimentos podría verse afectada y repercutir más en los costos elevados.
La nueva ola de calor llega en el peor momento para los europeos que están siendo obligados a ahorrar energía. Las centrales eléctricas están operando a niveles bajos para mantener las temperaturas bajo control, mientras que las tuberías de gas natural limitan los flujos, justo cuando aumenta la demanda de energía para enfriar hogares y oficinas.