Los impactos de la pandemia del Covid-19 en la educación de América Latina y el Caribe se siguen midiendo y aunque no hay fórmulas exactas para responder a los efectos devastadores del cierre prolongado de las escuelas, sí hay estimaciones sobre inversiones y acciones que se necesitan poner en marcha para recuperar el sector en la región.
Un nuevo documento presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo reveló que tras el inicio de la pandemia, 168 millones de jóvenes en LatAm perdieron, en promedio, 237 días de clases, calificando el fenómeno como una “crisis silenciosa” y cuyas repercusiones pueden afectar a toda una generación.
Asimismo, el BID estima que 3,5 millones de estudiantes quedaron fuera de las escuelas tras la reapertura de las mismas. A su vez, el proceso de recuperación económica será un factor que disminuirá la probabilidad de que un estudiante latinoamericano termine la escuela.
Gastar más y mejor en educación Uno de los primeros focos en los que el BID pone el ojo en su documento ¿Cómo reconstruir la educación pospandemia? es el gasto público, pues en América Latina este se ha desacelerado desde 2017 según indicadores del Banco Mundial y algunos sondeos preliminares indican que “la tendencia se profundizó en los dos últimos años”, por los ajustes presupuestales que hicieron los gobiernos para atender la emergencia sanitaria.
Las estimaciones de este organismo señalan que en el corto plazo los recursos necesarios para la rehabilitación de escuelas y el regreso seguro a clases se estiman en USD 23.087 millones, es decir, un 0,21% del PIB regional.
Sin embargo, dados los impactos de la pandemia en la educación y las brechas de aprendizajes acumuladas que se acercan a los 2,5 años en los niveles socioeconómicos más altos, estas inversiones son mucho más cuantiosas para la próxima década.
“Nuestros estimados indican que la inversión total requerida, combinando respuesta de corto plazo y transformación de los sistemas educativos en los próximos 10 años, será de aproximadamente USD221.000 millones, incluyendo inversión en infraestructura y equipamiento”, precisó el BID.
Esto significa que el gasto por alumno debería ser de por lo menos USD1.200 para mejorar la retención y los aprendizajes, acercando a la región en términos de inversión al promedio de economías más avanzadas.