Por: Dr. Juan Carlos Zárate Lázaro-MBA
Todos los seres humanos somos diferentes unos de otros, pues ni tan siquiera nuestros dedos son iguales a los de ningún otro ser humano.
Cada uno de nosotros tenemos habilidades específicas que están dirigidas a las necesidades que percibimos de los miembros de nuestra organización y que conforman una de las actitudes que vieron en vos cuando te contrataron para formar parte de la plantilla de funcionarios de la compañía.
Cada cual va moldeando y fortaleciendo su estilo de trabajar con otros, convirtiéndose al final como una especie de patrón en nuestras vidas.
No olvidemos que sólo ese estilo no es suficiente. A ello habrá que agregar un control racional de nuestra inteligencia emocional, además de asertividad y una buena dosis de empatía.
Muchas veces tenemos la creencia de que si llegáramos a adaptar nuestro estilo de trabajo a los miembros del equipo podríamos convertirnos en un camaleón.
Es una percepción errónea, pues lo que cuenta y resalta en cada uno, es que muestres la sensibilidad necesaria a las individualidades de los miembros del equipo de trabajo, a quienes siempre les gusta poder ser alabado en público, como también no por supuesto no faltan aquellos que tienen una personalidad más introvertida y más bien prefieren mantener un perfil bajo y de ser posible pasar desapercibidos, aun reconociendo que están haciendo un trabajo bueno y positivo que merece ser resaltado a los demás.
Son aquellas personas a las que las alabanzas y felicitaciones se les deberían hacer más bien en privado. Forma parte de su personalidad y habrá que respetarlas.
Ello no hará en absoluto que pueda cambiar tu estilo de ser con los demás, sino simplemente que tenés a tu favor la ductilidad necesaria como para actuar en función a la forma de ser de las personas que están bajo tu dirección, sin que por ello los rasgos o características de tu personalidad tengan que degradarse.
Es casi seguro también que varios de nosotros tendremos dentro de nuestros equipos de trabajo a personas que técnica y profesionalmente son buenas, que realizan sus trabajos más bien de forma soberbia y que odian por decirlo los halagos hacia su persona.
Entonces uno como directivo, debe tener la flexibilidad de estilo y de carácter, como para poder amoldarse a la forma de ser de tal o cual funcionario, respetando su estilo personal.
En cambio no faltarían otros miembros del equipo, que están pidiendo al Jefe casi cada día que se les dé una retroalimentación, acerca de si está haciendo bien o mal sus tareas. Es lo que llamamos diversidad de los seres humanos.
Ambas personas podrían estar haciendo bien sus tareas, pero ante la diferencia de estilo y personalidad de cada uno pues es el Jefe el que debe tener la suficiente capacidad de darles un trato diferente, pues distinto sería si aparte de tener formas de ser diferentes, tampoco están cumpliendo con los parámetros cuali/cuantitativos que les pone la gerencia como objetivo.
Dentro de cualquier organización tenemos funcionarios que son muy proactivos, y que casi sin necesidad de que se les diga lo que tengan que hacer toman la iniciativa, e incluso están disponibles en ofrecer apoyo/ayuda a sus demás compañeros.
Lo más importante como directivo que eres, es que respetes el carácter y la forma de ser de cada uno enfocándote en sus necesidades y que es lo que les motiva en su vida personal y laboral, adaptando tu estilo de dirección en función a las características personales de cada uno, lo cual te permitirá seguir manteniéndolos activos dentro de tu equipo de trabajo, y con un rendimiento positivo al ser buenos funcionarios, cumplidores de sus obligaciones y sobre todo haciéndolos de buena forma, lo que a la postre nos debería de interesar, dentro de este mundo cada vez más competitivo y cambiante que nos toca vivir.