Una chaqueta equipada con sensores que permiten a los usuarios sentir abrazos o incluso golpes en la realidad virtual fue una de las innovaciones que le dieron al metaverso una ventaja más realista en el Consumer Electronics Show.
“¿Qué es el metaverso si no puedes sentirlo?”, se preguntó José Fuertes, fundador de la startup española Owo, que diseñó la chaqueta. “Son solo avatares”, expresó.
El “metaverso”, un universo paralelo donde se supone que se fusionan las realidades humana, la aumentada y la virtual, fue un tema candente en la feria anual de dispositivos electrónicos en Las Vegas, la CES, en la que nuevas empresas vienen mostrando computadoras, auriculares y otros equipos que prometen mejorar la experiencia de los usuarios en los mundos virtuales.
Owo promociona su chaqueta como un dispositivo capaz de sumergir a los usuarios, ya sea en los videojuegos o en el metaverso, haciéndoles sentir “un disparo, el viento, alguien agarrándote del brazo e incluso un abrazo de un ser querido”.
La chaqueta ajustada presenta bandas que se adhieren a la piel, con sensores que se sincronizan con una aplicación móvil. Antes de ponerse un casco de realidad virtual (VR), el usuario puede elegir la intensidad de cada sensación.
“Nuestra misión es convertir lo virtual en realidad con una segunda piel; agregar el sentido del tacto en el metaverso o los videojuegos”, sostuvo Fuertes.
El atuendo de Owo, que tendrá un precio de menos de 450 dólares cuando salga al mercado a fines de este año, recuerda la novela de ciencia ficción convertida en película “Ready Player One”, en la que las personas en un mundo distópico viven vidas alternativas en un universo virtual.
El futuro de ciencia ficción parece aún distante dada la falta de trajes de cuerpo entero y auriculares cómodos para experiencias simuladas, o el omnipresente servicio de Internet de alta velocidad para manejar flujos de datos tan pesados.
No obstante, el metaverso se ha convertido en un tema popular desde que el director de Facebook, Mark Zuckerberg, lo respaldara con tanto entusiasmo que la compañía de tecnología pasó a llamarse “Meta”.