El grupo Tesla congregó este sábado a varios miles de personas cerca de Berlín para celebrar la construcción de su “fábrica gigante” en Alemania, con una ceremonia que parecía una inauguración a pesar de que la planta no está acabada.
Los participantes fueron trasladados en unos autobuses especiales a Grünheide, donde se formaron largas colas para acceder a la primera planta europea del fabricante estadounidense de vehículos eléctricos, rodeada de varias polémicas.
“Quería echar un ojo. Tesla es un gran fabricante de automóviles muy innovador”, explicó Dominique, un ingeniero de 25 años presente en una ceremonia en la que incluso había una rueda de la fortuna y carruseles.
El acto se caracterizó por su ambiente festivo y moderno, con conciertos de música electrónica, visitas a la fábrica y puestos de comida vegetariana.
Elon Musk, el polémico propietario de Tesla, participó en la ceremonia e intentó leer algunas frases en alemán, aunque la mayor parte de su discurso fue en inglés.
“Con esta fábrica, queremos producir vehículos eléctricos no muy caros y en gran cantidad (...), y acelerar así la transición energética”, dijo durante su aplaudida intervención sobre la primera planta de Tesla en Europa.
”Ninguna fecha fijada”. Con este acto de “puertas abiertas”, el grupo estadounidense quiere calmar las críticas de numerosos habitantes.
Tesla se benefició de un polémico procedimiento excepcional que le permitió empezar las obras en 2019 antes de recibir un permiso de construcción.
Desde entonces, las autoridades locales no han emitido ningún permiso definitivo que evalúe el impacto ambiental de las obras, aunque ya están casi terminadas.
Manifestaciones. Esta situación excepcional indignó a numerosos vecinos, que expresaron su preocupación por el impacto de la planta en la biodiversidad y en los recursos acuíferos.
Algunos de ellos se concentraron el sábado por la mañana a un centenar de metros de la planta para manifestar su oposición al proyecto, con gritos de “Stop Tesla” o “El agua y el bosque no deben venderse a las ganancias privadas”.
“¡Es increíble que se pueda construir una fábrica de este tipo sin autorización!”, afirmó indignada Gurdrun Lübeck, de 69 años, una militante asociativa local.
Los opositores multiplicaron en los últimos meses las iniciativas para retrasar el proyecto, con manifestaciones, presentando recursos ante la justicia o enviando cartas públicas.
La justicia alemana ya obligó el año pasado a Tesla a suspender la construcción debido al riesgo de destrucción de un hábitat natural de especies protegidas, como lagartijas y serpientes.
Una consulta pública sobre la concesión del permiso de construcción tendrá lugar hasta el 14 de octubre.
Antes de esta fecha no se emitirá una autorización definitiva, que es indispensable para que la fábrica empiece a funcionar.
“Aún no hay ninguna fecha fijada” para entregar este permiso, explicó a la AFP la consejería regional de Medio Ambiente de Brandenburgo, la región donde se encuentra la fábrica.
La planta, anunciada por todo lo alto en noviembre de 2019, está situada en Grünheide, en la periferia de Berlín, y abarcará unas 300 hectáreas.
Dispondrá de una capacidad de producción de 500.000 vehículos eléctricos anuales y Musk ha previsto construir allí “la mayor fábrica de baterías en el mundo”.