Todos sabemos que debemos ahorrar dinero porque de ello dependerá la posibilidad de poder afrontar ciertos gastos bajo situaciones inesperadas, que ameriten una erogación de recursos no prevista. Poder viajar a donde planeemos y que a nuestro regreso no estemos más endeudados de nuestras capacidades, comprarnos a futuro un vehículo, una vivienda o cualquier otro bien que deseemos, pagar esos estudios que nos ayudarán a mejorar nuestro perfil personal, profesional y nuestro currículo de cara a obtener mejores salarios, o bien, para darnos la tranquilidad de que estamos cubiertos para poder enfrentar cualquier situación imprevista sin necesidad de disminuir nuestra calidad de vida.
En este sentido, muy pocos tienen claro cómo ahorrar, y aquí sabrás de qué manera hacerlo sin que implique un sacrificio enorme, sin trazarse metas de ahorro que no puedan cumplir y luego desilusionen. Si estos planes implican sacrificios pequeños, casi imperceptibles, o bien, sencillamente ordenar algunas cosas, se harán tan fácil de llevar, tan fácil de repetir, que poco a poco se convertirán en parte de nuestros hábitos diarios y que a mediano o largo plazo generarán frutos que podrán ser percibidos a simple vista, indicó la consultora internacional, Trust Corporate.
La metodología sencilla para poder generar un plan de ahorros que sea real, alcanzable, que pueda ir creciendo en la medida en que crecen nuestros ingresos o disminuyen nuestros gastos, a continuación.
Elaborar un presupuesto de ingresos y gastos:
El presupuesto es fundamental en todos los ámbitos de la vida, sea personal, familiar, empresarial, de gobiernos o estados, ya que sin el no sabremos cuánto dinero está ingresando en nuestras arcas y cuánto debemos gastar.
Es así que en nuestro caso, el presupuesto es el inicio de nuestro plan de ahorros para poder saber cuánto son nuestros ingresos y gastos fijos, es decir, aquellos que de manera segura vamos a percibir así como aquellos que debemos cubrir de forma obligatoria e insalvable.
Cuando hablamos del presupuesto de una empresa podemos hacerlo de dos maneras: cuánto queremos ganar en utilidad y en base a esto cuánto debemos producir, cuánto debemos gastar para producirlo y cuánto debemos vender; y la otra forma es saber cuánto podemos gastar, de cuánto dinero contamos, cuánto vamos a gastar con ese dinero para destinarlo a producción y otros gastos, cuánto me va a generar ello en productos para ventas, cuánto debo vender y cuánta utilidad voy a generar una vez pague todos los gastos.
En el caso de una persona o un presupuesto familiar sólo nos queda una forma de hacerlo, cuánto dinero ganamos mensualmente de manera fija y cuánto debemos pagar en gastos que no podemos dejar de cubrir, si una vez que contrapongamos ambos, los ingresos versus los gastos, el resultado de ello nos da positivo, tenemos un buen punto de partida para nuestro plan de ahorros; pero si por el contrario, el saldo es negativo, tenemos que tomar medidas para hacer que eso cambie.
Lo primero es revisar muy bien nuestros gastos, seguramente hay cosas que están pesando en nuestras salidas de fondos y no estamos viendo, gaseosas, licores, dulces, servicios públicos, entre otros, pueden ser el inicio de los puntos que debemos revisar el nuestro presupuesto.
Evitar los Gastos Hormiga
Puede pasar con regularidad que cuando hacemos el presupuesto los números quedan en azul, es decir, estamos con saldo positivo para nuestro plan de ahorros, pero a final de mes nos damos cuenta de que el dinero no nos alcanzó y no sabemos en qué lo gastamos. Generalmente estas situaciones están relacionadas con los gastos hormiga, que no son más que aquellos gastos muy pequeños, casi imperceptibles pero que en su conjunto llegan a ser muy grandes y generan un hueco importante en nuestras finanzas.
Establecer metas de ahorro alcanzables
Vemos con mucha frecuencia a personas que hacen planes de ahorro con metas a simple vista inalcanzables, cuotas de ahorro muy altas y ajustadas a su presupuesto, compras fuera de su alcance, plazos muy cortos, entre otros. Como comenté, el plan de ahorros es como la dieta alimenticia, si es muy fuerte lo vas a terminar dejando en el corto plazo. Fíjalas de manera lógica, consensuada con los miembros de tu grupo familiar, comienza con poco, para que vayas creando el hábito del ahorro, recuerdas que ya el haber reducido tu presupuesto de gastos y limitar algunos consumos es un gran paso que has dado en tu plan de ahorros.
Cuentas bancarias separadas
Abre una cuenta bancaria distinta para cada fin de tu plan de ahorros, de manera que en un mismo lugar no tengas mezclados todos los recursos porque generalmente tendemos a no distinguir entre unos y otros.
Si dentro de nuestro plan de ahorros vamos a hacer apartados para ocio, para viajes, para imprevistos, para la compra de algún bien, lo ideal es que abramos una cuenta bancaria para cada uno de estos conceptos y evitemos cargar con nosotros las tarjetas de débito que nos de la entidad bancaria y así no caigamos en tentaciones.
Controlar tus gastos
El secreto del plan de ahorros no está solo en hacer nuestro presupuesto y en fijar un esquema de ahorros, el secreto, la clave va mucho más allá, es llegar a controlar nuestros gastos de manera consciente.
A veces tendemos a aumentar los gastos en la medida en que aumentan nuestros ingresos, y no está mal pensar así, lo importante es que quizás podamos darnos alguno que otro lujo que antes no nos estábamos dando o lo habíamos limitado, pero debemos evitar que estos nuevos gastos se conviertan en fijos y aumenten de manera regular nuestras salidas de dinero. La meta es que aumenten nuestros ahorros, no que aumenten nuestros gastos.
Warren Buffett: “No ahorres lo que te quede después de gastar, gasta lo que te quede después de ahorrar”.