Las proyecciones para los próximos meses están enfocadas en construir una economía más resiliente, diversificada y sostenible para combatir las deficiencias develadas por la pandemia y que han impactado fuertemente en el desarrollo económico del Paraguay.
La economía nacional se encuentra entre las mejores posicionadas en cuanto al impacto económico del coronavirus, y hoy se enfrenta al desafío de explotar la fortaleza macroeconómica y la capacidad de resiliencia para la recuperación gradual. Desde Revista FOCO invitamos a conocer las proyecciones oficiales para el 2021 y la visión de economistas que ante la incertidumbre se encuentran reticentes a la idea de una recuperación integral, pero no pierden la esperanza en que la ciudadanía y agentes económicos serán actores importantes en esta nueva etapa.
Con una economía ya golpeada por varios choques, el Banco Central del Paraguay actualizó su proyección de crecimiento posicionándola en 4%, estimativo que se sostiene en la recuperación de los sectores secundario y terciario.
En este proceso de recuperación es probable que el mayor peso recaiga sobre los sectores de manufactura y construcción, preferentemente del sector privado. Mientras que tras dos años de retracción, se espera un crecimiento en los segmentos de electricidad y agua, según explicó José Cantero, presidente del BCP durante la presentación de las perspectivas 2021.
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También recordó que el sector primario pasa por condiciones favorables para seguir impactando positivamente en el encadenamiento de la economía.
Incierto, pero optimista. Pensando en el primer semestre de este año la incertidumbre aún persiste en la proyección de crecimiento, dado los factores no económicos a considerar en el análisis de perspectivas para nuestro país, según explica el economista Rubén Ramírez Lezcano. “Me refiero a la imprevisibilidad sobre los efectos del cambio climático que pueden afectar al sector agropecuario, así como la evolución de la pandemia en los próximos meses y su impacto en la economía, particularmente dada la volatilidad de los precios internacionales de los commodities”, detalló.
Asimismo, pone énfasis en que se debe observar los desafíos que imponen el plazo de una vacunación colectiva, una nueva cepa del Covid-19, además de un creciente número de personas afectadas por el dengue y otras enfermedades asociadas al “aedes aegypti” y la debilidad estructural del sistema sanitario nacional que, ante la saturación, obligue a adoptar de nuevo restricciones sanitarias.
“Dicho esto, soy optimista, aunque responsable al considerar todos los riesgos y si se dan las condiciones es posible alcanzar un primer semestre bastante mejor que el del año 2020”, afirmó.
En cuanto a la estimación de un crecimiento del 4% del PIB indicó que sí es factible, y que para alcanzar dicho desarrollo debemos abordar soluciones de corto y mediano plazos en la demanda, el consumo y generar el crecimiento inmediato de los ingresos reales.
“Aún con un incremento de los precios de los productos básicos, como mencionaba anteriormente, dependemos de factores externos para que estos sean sostenibles. Tenemos condiciones macroeconómicas con fundamentos sólidos, pero con un gran estrés fiscal, dado por el déficit y endeudamiento externo que alcanza cifras de límite”, añadió.
Mercado laboral desafiante. Por su parte, el economista Sebastián Acha coincide en que los primeros seis meses se verán muy afectados por la pandemia, en especial por la condición del mercado laboral actual. “Hoy nos sorprende que cerca de 50.000 personas están nuevamente pidiendo algún permiso especial para la suspensión del contrato de trabajo. Además, todavía va a ser un periodo de incertidumbre por lo que grandes empleadores formales no realizan planes de contratación masiva. La informalidad en el trabajo va a ser probablemente muy alta en los primeros meses”, afirmó.
Con relación a la estimación de recuperación considera que el efecto rebote puede llegar a darse en actividades que no tengan un efecto multiplicador muy importante. Mientras que muchas, de las demás industrias, se verán azotadas por la situación del código laboral que no prevé situaciones especiales y mucho menos una como la que estamos viendo ahora. “No existe en el mundo una sola legislación que pueda prever el resultado de la pandemia”, mencionó.
El efecto de esta coyuntura repercutirá directamente en el ingreso de los hogares, así como en la operatividad de las empresas con funcionarios suspendidos. Es por eso que el especialista considera que uno de los focos principales para este nuevo año es reforzar la formalidad. “El gobierno tiene que ser un aliado para la formalización del ciudadano de manera a que este finalmente tenga suficiente espalda para entrar dentro del sistema financiero”, indicó Sebastián.