Los adultos desempeñan un rol muy importante para ayudar a los niños y niñas durante tiempos de estrés. En este sentido, el Ministerio de Salud se hace eco de las diferentes estrategias elaboradas por la IASC (Inter-Agency Standing Committee), entre las que figuran algunas relacionadas a la rutina, al entorno, a la escucha y la transmisión de información de una manera adecuada para su edad y entendimiento.
1. Fomentar la escucha activa y una actitud comprensiva con los niños y niñas. Los niños pueden responder a una situación difícil/desestabilizadora de distintas formas: aferrarse a sus cuidadores, sentirse ansiosos, retrotraerse, sentirse enojados o alterados, tener pesadillas, mojar la cama, tener cambios de humor frecuentes, etc.
2. Generar un entorno seguro y comprensivo. Por lo general, los niños se sienten aliviados si pueden expresar y comunicar sus sentimientos e inquietudes en un ambiente seguro. Cada niño tiene su propia forma de expresar sus emociones. A veces abocarse a actividades creativas como jugar y dibujar, puede facilitar este proceso. Se debe ayudar a los niños a buscar formas adecuadas de expresar sus sentimientos de inquietud como el enojo, el miedo y la tristeza.
3. Prestar atención a las emociones que transmiten los adultos. Los niños suelen captar las señales emocionales de los adultos importantes en sus vidas, es por eso que la forma en que los adultos respondan a la crisis es muy importante. Es fundamental que los adultos busquen gestionar adecuadamente sus propias emociones y así puedan sentirse en equilibrio, escuchen las preocupaciones de los niños, les hablen con amabilidad y los tranquilicen. Si corresponde y dependiendo de la edad, se puede alentar a los padres/cuidadores a abrazar a sus hijos y repetirles que los aman y están orgullosos de ellos. Esto los hará sentir mejor y más seguros.
4. Mantener a los niños cerca de la familia. Se debe mantener a los niños cerca de sus padres y familia, si se considera seguro para el niño, y evitar separar a los niños de sus cuidadores en la mayor medida posible. Si es necesario separar a un niño de su cuidador primario, se debe asegurar que haya una alternativa de cuidado adecuada y que un trabajador social, o equivalente, realice un seguimiento periódico del niño.
Si se separa a los niños de sus cuidadores, se debe asegurar un contacto periódico y frecuente (por ej., vía telefónica o por videollamadas) y transmitir confianza. Se debe asegurar que se satisfagan todas las medidas de protección y
Preservación de la infancia. En este aspecto es importante fomentar los siguientes items:
1. Mantener las rutinas y cronogramas habituales. En la mayor medida posible mantener las rutinas, o ayudar a crear nuevas rutinas en un nuevo entorno, que incluyan aprendizaje, juego y relajación. Si fuera posible, mantener las tareas, el estudio u otras actividades rutinarias que no pongan en peligro al niño o vayan en contra de las autoridades sanitarias. Asegurarse de crear oportunidades para que los niños jueguen y se relajen.
2. Brindar información de una forma adecuada y tranquila. Proporcionar datos simples sobre lo que está ocurriendo y brindar información clara y adecuada para niños sobre cómo reducir el riesgo de infección y mantenerse seguros en un lenguaje que ellos puedan comprender. Demostrar a los niños cómo pueden mantenerse seguros (por ejemplo, mostrarles la forma eficaz de lavarse las manos). Evitar especular sobre rumores o información no verificada frente a los niños.
Actividades a través de la cuales se les puede enseñar sobre el virus:
- Juegos para lavarse las manos con rimas.
- Historias imaginarias sobre cómo el virus explora el cuerpo.
- Hacer que la tarea de limpiar y desinfectar la casa sea un juego divertido.
- Explicar a los niños sobre los equipos de protección personal para que no se asusten.