Con la incidencia de eventos climáticos extraordinarios, cada vez más frecuentes, y una producción de carne con desafíos crecientes, se hace necesario apoyar a los productores para que la gestión de sus fincas sea más resiliente y eficiente en la utilización de recursos naturales, financieros y humanos. En este contexto, la Asociación de Grupos CREA del Paraguay y la Fundacón Solidaridad han unido esfuerzos para identificar las buenas prácticas ganaderas con mayor impacto en los pilares económicos y productivos.
El programa “Carne Sostenible en el Chaco” ha validado que, mediante un manejo apropiado de pasturas y otras buenas prácticas ganaderas, se pueden conseguir mejores resultados productivos, a la vez que aumentar el secuestro de carbono en el suelo.
A través de la identificación de buenas prácticas ganaderas con mayor impacto en los pilares económicos y productivos, el establecimiento de una línea de base para indicadores ambientales, y el registro del potencial de captura en las fincas bien manejadas, se deja el cimiento propicio para continuar los estudios en el futuro.
La aplicación del programa durante el 2014-2019 a través de un trabajo implementado en seis fincas piloto permitió medir los resultados de buenas prácticas de producción en más de 46.000 hectáreas, 45% de las cuales correspondían a superficie ganadera, y en las que se manejó una carga animal promedio de alrededor de 25.000 cab/año en el mencionado período de tiempo.
Al comparar el contenido de carbono en suelos de pasturas bien manejadas y pasturas degradadas en seis fincas pilotos de miembros CREA, se comprobó que las pasturas bien manejadas presentan un contenido de carbono orgánico en el suelo (COS) 81% superior al de las pasturas degradadas, en promedio. Esto evidencia el potencial que manifiestan los suelos para capturar o perder carbono según se implementen, o no, buenas prácticas.
Además de los beneficios relacionados a la gestión del COS, la adopción de buenas prácticas permite mejorar los índices productivos de los establecimientos. Mientras que, en los sistemas tradicionales, la productividad oscila entre los 80-90 kg de carne/hectárea/año, los productores que adoptaron las buenas prácticas mencionadas, presentaron registros de hasta 250 kg de carne/hectárea/año, y un incremento en sus ingresos de hasta un 61%. Evidentemente el impacto proveniente de la adopción de buenas prácticas es enorme.
En el siguiente cuadro se puede apreciar que, al año 2018, las fincas piloto presentaban un considerable porcentaje de superficie de pasturas degradadas, que con la adopción de buenas prácticas podrían recuperarse para aumentar el área productiva.
La experiencia en los estudios de caso de las seis fincas piloto, demuestra que la adopción de buenas prácticas ganaderas, presenta impactos positivos tanto en los índices productivos, económicos y ambientales. Asimismo, evidencia el potencial del sector ganadero para reducir emisiones de gases de efecto invernadero a través de la captura de carbono y mitigar los efectos del cambio climático en el Chaco Paraguayo.
Las buenas prácticas identificadas como las responsables del mayor impacto en el desempeño de las fincas y en la captura de carbono en el suelo son:
1. Manejo de pasturas: aumentar la productividad de las pasturas a través del control de hormigas, recuperación de peladares y pastoreos rotativos-intensivos en pequeños potreros.
2. Balance forrajero: ajuste de carga animal para tener una oferta óptima de alimento acorde a la demanda del ganado, logrando un equilibrio sostenible con los recursos forrajeros y su manejo.
3. Gestión del agua: planificar y asegurar el suministro de agua a lo largo del año.
4. Suplementación estratégica: ofrecer a los animales alimentación balanceada en periodos específicos para corregir desequilibrios y optimizar el uso de los recursos.
5. Capacitación de los recursos humanos: consolidar el conocimiento de las personas, siendo centrales en el desarrollo de las buenas prácticas.
6. Gestión de datos: tomar información sobre parámetros productivos, generar registros periódicos para analizar mejor los procesos y su evolución, y tomar decisiones basados en información.
Con este modelo se demuestra que los productores agropecuarios pueden lograr beneficios tangibles tales como el incremento de su productividad y rentabilidad, el establecimiento de la línea de base para monitoreos futuros, la identificación como indicador de las emisiones bovinas, la relación Kg. de metano emitido por Kg. de carne producida y el establecimiento de la importancia del buen manejo de los recursos forrajeros como reserva de carbono orgánico del suelo.