Por Marcelo Berenstein
Como están de moda los motes faunísticos en el ecosistema emprendedor, yo aporto uno: Emprender es aprender a ser como leones en la selva de los negocios.
Hay diferentes perspectivas para ver al emprendimiento.
Algunos sostienen que emprender es crear empresas, otros afirman que es generar mejores condiciones de vida para la sociedad; hay quienes dicen que se trata de hacer realidad los sueños; están los convencidos de que emprendedor se nace y los que aseguran que se hace.
Creo que todas las visiones tienen algo de cierto, pero en esta época donde abundan las analogías zoo-mitológicas para catalogar a los emprendimientos (gacelas, linces, topos, unicornios, etc.), agregaría que emprender también es aprender a ser un león.
El mundo, la sociedad, los negocios, todo parece ser una selva donde en la cadena alimenticia de la codicia, los grandes se comen a los chicos. En el ecosistema emprendedor, hay una especie de oasis donde algunos grandes apoyan a unos pocos chicos a crecer, pero eso no implica que no tengamos que ser leones convencidos de que podemos salir airosos de la selva.
En el proceso de emprender te vas a cruzar con buitres y vampiros que buscan alimentarse de tu esfuerzo y confianza. Y en este ecosistema donde los vendedores de humo están a la orden del día, aprender a ser un león emprendedor es una necesidad.
Hay que ser fuerte para dejar atrás la falsa seguridad del salario para enfrentar el descreimiento de propios y ajenos, también para conquistar un mercado y para combatir con ingenio la falta de capital.
Personalmente, en estos 15 años de Emprendedores.News conocí a emprendedores de todas las categorías, y puedo dar fe que en todos hay leones en potencia; y en su homenaje cierro compartiendo este cuento sufí:
"Una vez un hombre vio a un zorro inválido y se preguntó cómo haría para estar tan bien alimentado. Decidió pues, seguirlo y descubrió que se había instalado en un lugar donde solía ir un gran león a devorar a sus presas.
Cuando el león terminaba de comer, se alejaba y entonces el zorro iba y se alimentaba a placer.
El hombre se dijo:
-Yo también quiero que el destino me ofrezca de igual manera.
Y se marchó a un pueblo y se sentó en una calle cualquiera a esperar. Pasó el tiempo y no sucedió nada, excepto que cada vez estaba más hambriento y débil. Entonces, en su debido momento, escuchó una voz interior que le dijo:
- ¿Por qué quieres ser como un zorro que busca la manera de beneficiarse de otros?, ¿por qué no ser como un león para que otros se beneficien de ti?
Feliz semana, felices emprendimientos, feliz vida para todos.