Por Prof. Alexandre de Araújo Castro
La evolución de la gestión empresarial y de personas es el camino a seguir por las empresas en la búsqueda por una mejor productividad, ventaja competitiva e innovación en la era post Covid-19.
Las organizaciones se han enfrentado a un entorno significativamente diferente en los últimos años. Los cambios intensos, en varias áreas, trajeron una nueva dinámica al mercado cada vez más globalizado. Nuevas tecnologías y nuevos competidores surgen a todo momento, reduciendo el ciclo de vida de los productos/servicios/modelos de negocios y creando un entorno de hipercompetición.
Los cambios constantes en los hábitos de los consumidores hicieron que el significado de competir actualmente pasara a acertar a un blanco en movimiento. La ecuación de la sostenibilidad empresarial también está más compleja, ya no es suficiente generar valor solo para clientes y accionistas. Ahora, consumidores y colaboradores, más conscientes, se unen a la comunidad internacional y a los administradores de grandes fondos de inversión para cuestionar el propósito y exigir que las organizaciones también brinden valor a la sociedad y preserven el medio ambiente. Parece que esa cobranza de transparencia pone a las empresas cada vez más “dentro de un acuario” y como sugiere Philip Kotler, en pocos años no habrá más empresas mediocres.
Para empeorar este cuadro, el llamado mundo V.U.C.A.* abandonó recientemente los PowerPoints de los profesores e invadió nuestra realidad. Vino en la figura de una grave pandemia mundial, provocando un tsunami que devasta vidas, economías, empresas y empleos. El escenario que las empresas enfrentarán después de que esta gran ola retroceda aún es incierto, sin embargo, muchos cambios serán permanentes. Así que, la única certeza que nos queda es que las organizaciones necesitan prepararse para enfrentar y aprovechar los nuevos desafíos y oportunidades. Todo eso exige cambios profundos en los modelos tradicionales de gestión de negocios y personas, pues la capacidad de anticipación y adaptación, con agilidad, será fundamental para que las organizaciones sobrevivan y alcancen un nuevo ciclo de crecimiento. Más que eso, la innovación debe pasar a ser responsabilidad de todas las áreas y personas de una institución.
Dados estos retos, es esencial atraer, fidelizar y capacitar a las personas con espíritu e iniciativas emprendedoras. Durante la década de 1980, Peter Drucker ya afirmaba que las empresas simplemente no sobrevivirían a los nuevos tiempos de cambios e incertidumbres, a menos que adquirieran competencia emprendedora. Así, el intraemprendedorismo ya no es más un proceso exclusivo para las empresas de vanguardia. Se convierte en un modelo fundamental para la obtención de ventaja competitiva y para la supervivencia y crecimiento de cualquier organización.
Empero, este proceso no se desarrolla solo por la imposición del mercado o por el discurso retórico de la alta dirección. En verdad, algunas preguntas son de gran relevancia para llevar a cabo acciones efectivas para el éxito del emprendedurismo corporativo.
¿Cómo pueden las empresas identificar, internamente y en el mercado, a las personas con potencial emprendedor? ¿Cómo desarrollar actitudes emprendedoras y aprovechar al máximo este potencial de los talentos? ¿Cuáles son el entorno y condiciones ideales para atraer, fidelizar y desarrollar intraemprendedores?
Para superar los desafíos actuales y futuros, las empresas deben conocer bien las respuestas a estas preguntas. En realidad, para que las iniciativas emprendedoras sucedan, debe haber interacción entre personas con actitudes emprendedoras y un entorno organizacional favorable. Las características emprendedoras individuales se pueden mapear y desarrollar. Sin embargo, para una mayor efectividad, el ambiente corporativo debe ser rediseñado para fortalecer la presencia de los factores que favorecen las iniciativas emprendedoras.
Así, las acciones para identificar y desarrollar el potencial emprendedor de los gestores son el primer paso. Además, es necesario otorgar autonomía, apoyo gerencial y recursos para que los intraemprendedores puedan entrar en acción. Al mismo tiempo, es importante eliminar los obstáculos, presentes principalmente en las grandes organizaciones, que impiden las iniciativas emprendedoras e innovadoras. Las empresas han invertido cada vez más en la búsqueda de nuevas y buenas ideas. Pero, muchas veces les resulta muy difícil de implementar a causa de una maraña de análisis, aprobaciones, informes y políticas. Es decir, la burocracia, combinada con una visión a corto plazo, se convierten en barreras importantes para el emprendedurismo corporativo y la innovación. Por lo tanto, el desafío que definirá el futuro de nuestras organizaciones ya está puesto. Cualquier modelo por adoptar debe enfatizar necesariamente la búsqueda por talentos emprendedores y un entorno organizacional favorable a la innovación. Actualmente, seguir este camino no es más una opción, ¡sino un imperativo!
*V.U.C.A. es el acrónimo de los términos en inglés: volatility (volatilidad), uncertainty (incertidumbre), complexity (complejidad) e ambiguity (ambigüedad).