Encuentro virtual entre profesionales de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Fundación Centro de Información y Recursos para el Desarrollo (CIRD) permitió conocer cifras y aspectos sociales en torno a la realidad de la inclusión de género en el ámbito política.
La necesidad de garantizar normativamente la participación política de mujeres hacia una mejor calidad de la democracia fue una de las conclusiones del último encuentro del primer ciclo de Diálogos Democráticos organizado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Fundación Centro de Información y Recursos para el Desarrollo (CIRD), con el objetivo de “enriquecer el discurso social y político hacia un Estado que responda mejor a las necesidades ciudadanas”, según dijo el Dr. Agustín Carrizosa, Presidente de la Fundación CIRD.
Durante el encuentro, Clyde Soto, investigadora social del CDE, hizo un abordaje histórico de la lucha de las mujeres por participa en la vida política del país. “Recién en 1961 las mujeres fueron considerada ciudadana en Paraguay, con  la Ley Nº 704, que estableció su derecho al voto”, comentó. Y debieron pasar más de 30 años para que la Constitución de 1992 consagre, por primera vez, la igualdad  plena entre mujeres y hombres, obligando al Estado a  adoptar  mecanismos y a promover el acceso de las mujeres a funciones  públicas. 
Clyde Soto mostró la evolución de la participación de las mujeres en Paraguay: “Desde 1993 se registra un aumento de 2% de mujeres ocupando cargos públicos en cada elección. Comenzamos con 5,6%, en el 1993, y en el año 2018 llegamos a 16,8%. Con este aumento sostenido alcanzaríamos la paridad recién en el año 2073. Por eso es tan importante avanzar en la legislación de paridad en Paraguay”.
En 1996, el Código Electoral incluyó por primera vez la obligación de que los partidos cumplan con una cuota mínima del  20% para mujeres en las internas partidarias, pero la medida nunca  pudo ser mejorada a fin de cumplir el precepto constitucional de igualdad. En el 2003 se presentó al Congreso el proyecto de elevar la cuota mínima a una “cuota paritaria”, del 50%, que no prosperó. En el 2008 otro proyecto planteó la paridad con alternancia, sin éxito.
Por su parte, Guillermina Martin, asesora regional del PNUD, explicó que las reformas legales “siguen siendo un motor de cambio sustancial hacia la democracia paritaria. Las leyes de cuotas y de paridad han producido cambios positivos en los países, obviamente acompañadas de transformaciones sociales. Los congresos con paridad lograron mejorar la calidad de sus legislaciones, especialmente en materia de salud, educación, entre otros”, explicó durante el encuentro.
Clyde Soto también admitió que, si bien hay que legislar, “no basta con tener la ley porque si la mentalidad sigue siendo discriminatoria, será letra muerta. Se debe acompañar con educación, concienciación, debate. Es una lucha de largo plazo, pero los cambios también son de dimensiones globales”, dijo.
Discriminación y violencia como obstáculos de participación. Tannya Mongelós y Leticia Alcaráz, del equipo CIRD, presentaron los resultados de la “Encuesta sobre el alcance y las características de las discriminaciones de género hacia las mujeres en el ámbito político partidario”, para identificar prácticas que constituyen obstáculos de participación. El estudio reveló que el 88% de las mujeres fueron víctimas de discriminación y que el 37% sufrió violencia, durante su militancia. Durante la campaña electoral las formas de violencia llegan al 64%, con intimidaciones e insinuaciones de que las mujeres no deberían participar, según explicaron.
“Si sumamos los datos de discriminación y la violencia, cerca del 92% de las mujeres sufrieron estas situaciones en su trayectoria política, lo que equivale a 9 de cada 10. Lo que está en juego es la reconfiguración del poder, que está directamente relacionada con la calidad de la democracia”, dijo Tannya Mongelós.
“Hay que entender que las democracias implican posibilidad de una participación real de mujeres en la arena política, porque es representación de la sociedad. Los partidos políticos deben alimentarse de diversas voces porque la realidad social es diversa. Esto se logra con legislación”, dijo Guillermina Martin, asesora regional del PNUD.