Guido Brítez Balzarini
Socio Gerente de Sunergos. contacto1@sunergos.com.py
Carl Jung, el reconocido siquiatra suizo, en 1921 dividió al mundo en dos: por un lado, las personas con personalidad extrovertida y por otro lado aquellas con personalidad introvertida. Ambos términos están en los polos opuestos de un rango que se refiere al origen de la energía personal, sea proveniente del “mundo exterior” o el “mundo interior”. Desde entonces, el mencionado rango pasó a formar parte de prácticamente todas las clasificaciones de la personalidad.
Las personas más extrovertidas focalizan en el mundo exterior para obtener sus energías, mientras que las mas introvertidas focalizan hacia su interior para obtenerlas. Los extrovertidos se energizan socializando con otras personas y participando de actividades, mientras que los introvertidos prefieren “cargar sus pilas” desde su mundo interior de pensamientos e ideas y se caracterizan por ser reservados, cautelosos, tranquilos y disfrutar estar a solas, sin por eso sentir soledad. Para la mayoría de los investigadores, la extroversión/ introversión y otras características de la personalidad tienen raíces genéticas en aproximadamente un 50% y el resto proviene del ambiente.
No existe un estilo de personalidad que sea mejor o peor que el otro, lo que existe son consecuencias positivas y negativas de cada estilo, dependiendo de qué aspecto de la vida se evalúa. Se estima que hoy en día la población mundial está dividida en partes iguales de extrovertidos e introvertidos, sin embargo, la visibilidad o fuerte “presencia” de los extrovertidos, y el estilo reservado de los introvertidos, han hecho que en nuestra cultura occidental se valore y se recompensen mas las cualidades extrovertidas tales como la sociabilidad, la acción, rapidez y empuje.
Jung decía que no existen personas totalmente extrovertidas o introvertidas y que estas diferencias deben ser interpretadas como “preferencias”, así como algunas personas prefieren utilizar la mano derecha antes que la izquierda, lo cual no significa que nunca utilizará la mano de menor preferencia, y si lo hace, lo hará desde su zona de incomodidad.
En toda organización siempre conviven ambos estilos, por lo tanto, en el momento de seleccionar personal, es importante tener en cuenta sus estilos de personalidad. Por ejemplo, si un determinado puesto de trabajo requiere relacionarse mucho con clientes internos o externos, es conveniente contratar personas con características de extroversión. Si se precisa personas que tendrán poco contacto con otras personas, y se necesita alta capacidad de concentración y atención al detalle, probablemente una persona introvertida será mejor. Esto no quiere decir que el extrovertido no tenga capacidad de concentración y atención a detalles, o que el introvertido no tenga las habilidades necesarias para interaccionar con la gente, sino que simplemente se estaría haciendo un mejor uso de sus virtudes.
Ambos estilos de personalidad son importantes para los ambientes organizacionales ya que sus características son complementarias y útiles en diferentes rincones del ambiente organizacional. Es importante que todas las personas que realizan sus actividades en ambientes organizacionales desarrollen la paciencia y comprensión hacia el estilo opuesto ya que son características que no han sido elegidas al tener un alto grado genético. Sin embargo, si las diferencias de personalidad no son apropiadamente comprendidas, estas pueden ser caldo de cultivo de conflictos. Por lo tanto, todas las personas en ambientes organizacionales deben desarrollar la necesaria madurez para apreciar las bondades del estilo opuesto y verlos como atributos complementarios.
En resumen, aunque todos somos seres únicos e irrepetibles, la extroversión y la introversión son características de la personalidad que distinguen a los seres humanos, así como ocurre con otros atributos de la personalidad