El daño económico que hasta ahora provocó la pandemia de coronavirus es sólo el comienzo de la historia, dice un estudio de tres economistas de la Reserva Federal de los EEUU publicado en el Blog del Fondo Monetario Internacional, que si bien reconoce que el “colapso rápido y sin precedentes de la producción, el comercio y el empleo pueden ser revertidos a media que la pandemia afloje, los datos históricos sugieren que las consecuencias económicas pueden persistir por una generación o más”.
El estudio lista 15 pandemias históricas que dejaron un saldo de al menos 100.000 muertos y elabora un modelo económico posterior para intentar entender la dinámica de estos fenómenos. Una de las consecuencias de las pandemias, dice, es un período prolongado de tasas de interés reales muy bajas, de hecho “deprimidas”, que suelen asimilarse a períodos de “estancamiento secular” y pueden perdurar “dos décadas o más”, dicen Oscar Jordá, asesor senior de la Reserva Federal de San Francisco y profesor de la Universidad de California Davis, Sanjay Singh, profesor de la misma universidad y Alan Taylor, también profesor de Economía y Finanzas de esa casa de estudios.
Hasta ahora, los efectos económicos de la pandemia del nuevo coronavirus y su expresión como enfermedad, Covid-19, se focalizaron en los impactos de corto plazo y las medidas de mitigación y contención. Pero los gobiernos deben pensar en programas fiscales de más largo plazo, dice el trabajo, e intentar entender cuál será el escenario económico en el cual deberán desenvolverse las políticas monetarias fiscales “en modos que todavía no se pueden entender completamente”.
Las menciones históricas se remontan hasta la “Peste Negra” del siglo XIV, la de mayor impacto en relación a la población mundial de entonces y se prolongó durante 22 años, entre 1331 y 1353, aunque aclara que un aspecto crucial a distinguir de las más antiguas pandemias es que entonces prácticamente nadie llegaba a viejo. La pandemia de coronavirus, por el contrario, afecta desproporcionadamente a los mayores, que ya no forman parte de población laboral y tienen tasas de ahorro más altas que la población más joven.
Efectos macroeconómicos. En cuanto a los efectos macroeconómicos, una limitación es que los estudios sobre las pandemias del pasado se limitaron en general a un país o región y raramente abarcaron más de una década. En pandemias de gran escala, sin embargo, los alcances son mayores por dos motivos: la infección en sí misma se esparce más y/o porque, debido a la integración económico y comercial, el shock económico tiene mucho mayor alcance geográfico.
Los autores concluyen en que si las tendencias históricas juegan esta vez de modo similar al pasado, las políticas monetarias y fiscales de los próximos años deberían preocuparse, durante las próximas dos décadas de evitar las tendencias al estancamiento. Sin embargo, morigeran ese temor al señalar que la caída en las tasas de interés ahora estarían atenuadas por al menos tres factores: primero, que el costo en vidas de la actual pandemia en relación a la población será más pequeña que la de anteriores pandemias; segundo, que afecta mayormente a ancianos, que ya no forman parte de la fuerza laboral y ahorran más que los jóvenes; y tercero, que las agresivas políticas fiscales para combatir la recesión impulsarán la deuda pública, reduciendo los ahorros nacionales y pondrán presión alcista sobre las tasas de interés.
De todos modos, como efecto neto, los autores esperan un período de tasas reales de interés bajas, aunque atenudas, que permitirán a los gobiernos a aplicar políticas fiscales que atenuarán la larga resaca económica de la pandemia.
Fuente: Infobae