Jorge García Riart
(*) Doctor en Educación Superior
“Síguela hasta un puente junto a una fuente” (“Follow her down to a bridge by a fountain”), dice parte de la letra de una emblemática canción de los Beatles dedicada a Lucy, probablemente la madre de John Lennon.
Escuchando “Lucy in the sky with diamonds”, el investigador Donald Johanson encontró, en 1974, en Etiopía, el 40% de los huesos que se creen pertenecieron a un homínido hembra que fue bautizado con el nombre propio de la composición.
Inspirado en este hallazgo fenomenal para la ciencia, el director francés Luc Besson creó, 40 años después, el taquillero guión de la película denominada “Lucy”, protagonizada por Scarlett Johansson y Morgan Freeman.
La trama empieza cuando la joven Lucy es utilizada como mula para transportar en su vientre una potente droga jamás experimentada compuesta de una sustancia llamada CPH4 que es la causante de la generación de huesos y músculos en un feto.
Una cantidad excesiva de ese compuesto revienta en el interior del cuerpo de Lucy por lo cual adquiere unos poderes sobrehumanos que devienen del uso hasta el 100% de la capacidad de su cerebro. ¿Qué pasa cuando se llega a ese estado?
El profesor Samuel Norman, en la trama, no tiene la respuesta exacta porque nunca conoció en realidad tal fase. Pero se atrevió a explicar que la solución puede ser aquello que durante millones de años han hecho todos los seres vivos del planeta: transmitir información.
Ante una situación de contingencia, dice la hipótesis, los seres vivos tienen dos caminos posibles: adaptarse o reproducirse. La reproducción en este caso es una forma de transmitir información para que perdure la especie. La adaptación es usar la información acumulada hasta entonces para sobrevivir.
La educación no es solo un modelo de transmisión de conocimiento –información en valor- sino también un modelo de preservación del saber acumulado. La educación es un canal de comprensión, por medio de la razón, de las cualidades de la vida.
Así como la creación musical de los Beatles dio nombre a los armazones encontrados de una de las primeras humanas del mundo y a su vez a un argumento cinematográfico, hay una conexión que perdura de generación y generación que se llama conocimiento.
Con más o menos conciencia, lo que hemos hecho durante millones de años es traspasar al otro congénere los hábitos, las costumbres, los patrones, las prácticas, los ritos, los saberes culturales que resguardan nuestra especie.
La educación es la máxima contribución del hombre y de la mujer, durante su existencia, a la continuidad de la vida. Es un puente hacia el conocimiento. Un camino que conduce a fuentes de información inagotables.
“Y te has ido, Lucy en el cielo con diamantes”, cierra la canción de Lenon y McCartney. Lucy, la protagonista principal del film de Besson también llega a una dimensión etérea. Sin embargo, el esqueleto de Lucy está celosamente resguardado en el Museo Nacional de Adis Abeba, como memoria de lo que fuimos y de lo que ya no somos gracias a la educación.