Carolina de Bestard
Directora Regional de Great Place to Work® para Bolivia, Paraguay y Uruguay.
Después de haber pasado por un montón de situaciones que nos causaron distintos estados emocionales, desde el miedo, la preocupación, el enojo, la impotencia respecto a nuestras empresas y negocios, creo que ahora la gran pregunta que nos estamos haciendo es ¿qué nos espera en el futuro más cercano?
Y aunque ninguno de nosotros tiene respuestas ciertas, todos tenemos hipótesis e ideas basadas un poco en nuestra experiencia de lo que estamos viviendo, o quizás también de lo que de verdad anhelamos.
Así que en este breve artículo también compartiré con ustedes cómo veo el futuro de las empresas, desde el punto de vista de la gestión de las personas, de la cultura, y de cómo podemos evolucionar y crecer desde dentro de nuestra organización para fuera.
Lo primero sería preguntarnos: ¿qué aprendió nuestra empresa de sí misma en esta Pandemia? ¿Cuáles son los hábitos de comportamiento que nos permitieron salir a flote, o estuvieron a punto de hacerla quebrar? Porque si no miramos dentro y somos auténticamente honestos con estas respuestas, hagamos lo hagamos después, no nos permitirá resurgir como una compañía diferente.
Un segundo paso sería parar, parar para diseñar el nuevo futuro que queremos, permitirnos empezar de nuevo, con la hoja en blanco, repensando todo, los productos, el servicio, la forma de entregarlo, la estructura, las personas, pero sobre todo empezar revisando profundamente nuestro propósito: ¿cuál es esa contribución al mundo que queremos hacer como empresa, y qué realmente nos hace felices?
Una vez que tengamos más clara esta visión de nuestra empresa a futuro, vamos a poder elegir mejor a los colaboradores, los clientes, la estrategia sobre la cual vamos a acercarnos a ellos y los resultados que vamos a obtener.
Como en toda crisis fuerte nada vuelve a ser igual, pienso que algunas características vinieron para quedarse, independientemente del tipo de organización en la que estemos. La versatilidad, capacidad de aprendizaje rápido o la flexibilidad son habilidades que todos sin excepción tenemos que desarrollar, aprender a soltar viejos esquemas de dirigir o controlar a las personas, dejar atrás los apegos que tenemos a paradigmas que nos dieron éxito en el pasado y estar simplemente abiertos a nuevas posibilidades, aunque no sean fáciles aún de ver.
Las empresas tenemos que aprender y desarrollar nuevos esquemas de contratación de personas, de trabajo más colaborativo en lugar de competitivo, de asociarnos y aliarnos con quienes tienen aspectos a complementarnos.
Es un momento en el que nuestro ego empresarial, y el poder basado en el control que ejercíamos sobre los demás, tendrán que ir haciéndose a un lado, para permitir que todos los que trabajan, aporten sus ideas y nuevas formas de hacer.
Finalmente, en la medida en que más rápido salgamos de la conciencia o el estado de víctima organizacional, que solo nos lleva a lamentarnos, enojarnos, quejarnos por la situación, y nos mantiene en lo mismo de siempre, para pasar a un estado de creación, es lo que va permitirnos resurgir como el ave fénix de este duro golpe económico que todos vivimos y lo seguiremos haciendo.
Y este estado de creación, no se consigue mirando solamente hacia fuera, ni aferrándome a que todo vuelva a la normalidad, sino estando mucho más hacia dentro, buscando inspirarnos desde lo que mejor sabemos hacer.