La actividad física como estilo de vida desde las primeras etapas de vida reduce el riesgo de desarrollar hipertensión arterial, según el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social.
El confinamiento obligatorio ha generado un paro de actividades físicas que fomentó el sedentarismo en la población nacional. Esto impacta en las defensas biológica de las personas propiciando el desarrollo de enfermedades. Las personas inactivas tienen entre 30 a 50% mayor riesgo de desarrollar hipertensión arterial. Varios estudios epidemiológicos señalan que aquellas que no realizan actividad física pueden aumentar el riesgo de mortalidad en 200% más.
El ejercicio físico es considerado un modulador esencial para el tratamiento de las enfermedades crónicas no transmisibles, y en este caso, ayuda a mejorar los niveles de presión arterial produciendo un efecto protector del sistema cardiovascular y renal, además de disminuir otros factores de riesgo modificables por medio de la reducción de la grasa corporal, un mejor control de la glucosa en sangre y especialmente una mayor disminución del estrés, situación más acentuada y persistente durante este tiempo de cuarentena por la pandemia del Covid-19.
Entre los efectos favorables del ejercicio físico se cita la reducción de 10-20 mm Hg en la presión sistólica (presión máxima que se alcanza en el sístole) inmediatamente, después de una sesión de 30-45 minutos de moderada intensidad y puede persistir hasta 22 horas. También la presión arterial diastólica puede descender 5 mm Hg y esto se asocia a un 34% de disminución de un accidente cerebrovascular y 21% en la reducción de una afección coronaria. Estos aspectos positivos son resultados de la mayor longitud y diámetro de arterias y venas ya existentes, así como de la formación de nuevos vasos (angiogénesis). Por otro lado, disminuyen las sustancias vasopresoras (norepinefrina-endotelina-angiotensina II) y se liberan las vasodilatadoras (óxido nítrico-prostaciclina) que mejoran la función renal y por ende disminuye la presión arterial.
Según las nuevas pautas para la hipertensión arterial publicadas por el Colegio Americano de Medicina del Deporte (ACSM FITT 2020), los ejercicios físicos recomendados son los de carácter aeróbico (caminatas, trotes, pedaleos, bailes no sofocantes, con participación de los grandes grupos musculares (especialmente de los miembros inferiores), con una duración entre 20 a 30 minutos/día (sumando 90 a 150 y+ minutos por semana) de actividad continuada o acumulada de cualquier duración), una frecuencia de 3 a 5 veces por semana y una intensidad entre 100 y 110 latidos por minutos ( leve a moderada intensidad).
Los ejercicios de fuerza muscular se incorporan luego de tener un buen control de los valores de presión arterial y estarán focalizados más en repeticiones que en la carga de trabajo. Se adicionan también sesiones de flexibilidad y coordinación neuromotriz (tai chi, yoga y pilates).
Hipertensión arterial. La hipertensión es un trastorno por el cual los vasos sanguíneos presentan valores de medición persistentemente altos ocasionando daños a órganos muy importantes como el corazón, cerebro y riñones. Se caracteriza básicamente por una alteración de la pared de los vasos sanguíneos (endotelio vascular) con ruptura del equilibrio entre los factores relajantes y los vasoconstrictores que conduce a un estado de contracción persistente de los mismos, cuando que en condiciones normales hay una prevalencia de vasodilatación sanguínea.
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el límite superior para definir a un paciente adulto como hipertenso es ≥ 140 mm Hg en la presión sistólica y o elevación ≥ de 90 mm Hg en la diastólica.
¿Qué hacer si tengo hipertensión? La Dra. Mirta Ortiz, técnica de Actividad Física de la Dirección de Vigilancia de Enfermedades No Transmisibles, señala que toda persona portadora de hipertensión arterial debe ser orientada y motivada para que, se adhiera a un adecuado plan de actividad física supervisado por el profesional de Educación Física, debe continuar asimismo con su tratamiento farmacológico con los controles médicos periódicos y siguiendo el asesoramiento nutricional correspondiente con dieta hipo sódica, control del peso corporal y de la circunferencia abdominal.