Salvador Aragón
Chief Innovation Officer (CIO), IE Business School
A lo largo de los últimos cuarenta años, la metáfora dominante para explicar cuál era la relación entre la inversión directa y la innovación ha sido la metáfora del río que arrastra sedimentos. Bajo esta visión, la inversión directa de las empresas era un río caracterizado por un flujo de financiación entre el inversor y su destino. Esta corriente arrastraba en su seno partículas de innovación que, bajo condiciones favorables, sedimentaban en el país de destino.
Esta metáfora contenía dos premisas muy relevantes: la primera era que la innovación seguía el mismo sentido que la financiación. La segunda es que la innovación que se generaba en el origen, era un elemento accesorio del flujo, no un componente fundamental del mismo.
Los datos aportados por el XIII Informe de Inversión española en Iberoamérica que el lector tiene en sus manos, muestran que esta metáfora y sus premisas son totalmente inadecuadas para explicar la riqueza de flujos de innovación que genera la inversión directa de la empresa española en Iberoamérica.
El dato más significativo que nos obliga a una visión muy distinta a la convencional es que un 54% de las compañías españolas que han invertido en la región han desarrollado en la misma, productos o servicios innovadores que han sido importados a España. Este hecho nos indica que el flujo de innovación es bidireccional, viajando en ambos sentidos. Ya no podemos hablar de un río, sino más bien de una corriente oceánica con dos flujos complementarios.
Tan interesante como este nuevo sentido del flujo de innovación es el origen de las mismas. Las innovaciones que surgen en Iberoamérica corresponden a dos orígenes complementarios que incrementan enormemente el atractivo de la región como polo de innovación para la empresa española. El primero de estos orígenes es la innovación basada en ventajas competitivas locales y que surgen al satisfacer necesidades o hacer uso de recursos que aparecen de forma muy local en los mercados de la región. Ejemplos de este tipo de innovación los encontramos en el sector financiero con nuevos formatos de financiación al consumo, modelos de uso de biotecnologías en el sector pesquero o experiencias de turismo sostenible.
El segundo de dichos orígenes es la adaptación regional en Iberoamérica de innovaciones surgidas en mercados no europeos y que posteriormente son trasladadas a Europa por las empresas españolas. En este caso, el mercado latinoamericano actual como un crisol donde se produce una adaptación de una innovación que facilita su introducción posterior en Europa. Los ejemplos de este tipo de innovación fueron numerosos en el siglo pasado con innovaciones de origen norteamericano en ámbitos que iban desde electrodomésticos hasta modelos gastronómicos. En el momento actual, estas innovaciones tienen un origen fundamentalmente asiático y hemos visto ejemplos muy interesantes en automoción, textil y alimentación.
Para terminar este breve análisis, otro dato termina de desmontar la hipótesis de la innovación como flujo secundario. Un 44% de las compañías han implementado sus innovaciones simultáneamente en Iberoamérica y España. Incluso un 16% de ellas lo han hecho en primer lugar en el continente americano. Este hecho nos ilustra el carácter global de la innovación y la aparición de modelos de innovación y difusión de innovaciones más complejos. Frente al tradicional modelo de mercado piloto y difusión posterior, la innovación generada por una empresa es probada en varios mercados simultáneamente y refinada mediante adaptaciones locales.
Este modelo está siendo utilizado por empresas españolas en el mundo de la energía, infraestructuras o salud. La innovación es testada en mercados emblemáticos en cada geografía dando lugar a sabores “regionales” en Europa, Iberoamerica u Oriente Medio. Y es este sabor regional el que luego se difunde en el resto de países de la región. Nos encontramos así con un nuevo modelo de innovación que ya no es entre dos jugadores si no entre múltiples jugadores dentro de la región. Con propiedad podríamos hablar en este caso de un modelo de innovación multilatina. Por cierto, este mismo modelo está siendo utilizado por empresas iberoamericanas en su salto a Europa haciendo uso de España como mercado emblemático.
La conclusión más relevante que nos señalan los datos del informe es que la realidad innovadora es cada vez más compleja y que en ella juegan un papel cada vez más relevante los mercados locales. Ello abre posibilidades muy interesantes para la generación de innovación local así como la adaptación local de innovación generadas en terceros lugares. Estas nuevas actividades cambian la naturaleza de la innovación en la región, ya no es más el juego de la adopción, ahora se juega el juego de la creación. Un juego en el que todos ganamos a ambos lados del océano que nos une, un océano surcado por corrientes de innovación de ida y vuelta.