Por: Manuel Bermejo
PhD, profesor del IE Business School
“Si algo ha de matar a más de 10 millones de personas en las próximas décadas, probablemente será un virus muy infeccioso más que una guerra. No misiles, sino microbios”. Bill Gates, fundador de Microsoft, anticipó en 2015 en una apocalíptica charla TED. Pero casi nadie lo ha visto venir ahora y muchos menos valorar y anticipar el enorme impacto en términos de salud y socioeconómico.
América acumula ya más del 40%, con brutal impacto en EEUU, de la pandemia por el 54% de Europa. Pero todo hace pensar que el efecto en los países de Latinoamérica vaya siendo creciente, tal como se vio en China y varios países de Europa como Italia, España, Francia, Alemania o Reino Unido.
De la experiencia vivida en primera persona en Europa parece claro que las políticas de mejora de hábitos individuales de cuidado y el confinamiento de la población son clave para no expandir el virus y evitar el colapso de las urgencias. Recomendable también impulsar con agilidad y eficiencia iniciativas en colaboración público-privada para asegurar el abastecimiento de productos y servicios básicos así como fortalecer el sistema sanitario.
Centrándonos en el efecto del COVID-19 en el mundo empresarial, sugiero mirar empresas familiares de longevo éxito. Sus aprendizajes son especialmente bienvenidos ahora.
En estos tiempos conviene actuar desde la responsabilidad, la serenidad y el sentido común. Mirar con perspectiva y pensar que, tras la tempestad vuelve la calma. Las empresas permanecen porque tienen un propósito que las conecta con la sociedad. Así fue en el pasado y así seguirá siendo en estas horas tan difíciles. La empresa es una actor social de primera magnitud que debe atender, no sólo a sus shareholders sino también a sus stakeholders.
Esos referentes nos enseñan también que las crisis son siempre tiempo de oportunidad. Vamos a tener la oportunidad de convivir más con nuestra familia, repensar estrategias, procesos, mapas de riesgos, dedicar más tiempo a la formación y advertir que la educación on line existe y funciona muy bien, experimentar las ventajas del teletrabajo. Visualizo esta crisis como el “pit stop” de los Fórmula 1. Hay que parar en boxes, pero luego se sale a toda velocidad.
Los empresarios han de valorar que estos mares embravecidos se surcan mejor desde la unión y la cohesión. Todos juntos podremos salir de esta crisis. Como me decía un líder de tercera generación de una importante empresa familiar española “ahora más que nunca hay que poner foco en fortalecer los valores que nos han hecho perdurar”. La clave del éxito sostenido en el tiempo pasa por combinar sabiamente la experiencia de las generaciones senior con el potencial innovador que aportan unas generaciones continuadoras. Creo firmemente en la colaboración multigeneracional como base de la continuidad de la empresa familiar. La salida de esta crisis va a demandar este esfuerzo y compromiso multigeneracional que también la evidencia científica demuestra estar detrás del éxito en el tiempo de muchos negocios de familia.
Desde el liderazgo emprendedor que acostumbra a impregnar la acción de muchas empresas familiares estoy convencido que se aplicará medicina “darwinista” en esta situación de emergencia no sólo para adaptarse a los ingentes retos que está causando esta pandemia, sino que sabrán salir refortalecidos cuando las aguas vuelvan a su cauce. Nada va a ser como antes. Es una lección que debemos aprender de cada crisis. El mundo que va a venir va a ser distinto del apacible entorno con el que nos despertábamos en los primeros días del mes de marzo de 2020. Atisbo la aparición de muchas propuestas innovadoras para adaptarse a una sociedad mucho más polarizada, con desaparición de intermediarios, fortalecimiento de nuevos medios de comunicación, auge de medios de pago con menos papel moneda, apuesta por la automatización industrial, más teletrabajo o desarrollo de nuevos canales comerciales. Cada empresario en su sector deberá hacer una inteligente lectura de estos cambios para adaptarse con extraordinaria rapidez para sobrevivir.
Un mensaje claro y esperanzador. Desde el liderazgo emprendedor que acostumbra a impregnar la acción de muchas empresas familiares no sólo habrá capacidad para surcar esta tormenta, sino que se impulsarán acciones para salir refortalecidos cuando la situación general se recupere. Son tiempos para el liderazgo emprendedor y con propósito. Fue así y será así como se acabarán por vencer las dificultades por ingentes que estas sean.