En los últimos días hemos aprendido más sobre medidas preventivas para evitar el contagio de enfermedades respiratorias de lo que nos hemos imaginado alguna vez. Estamos pendientes de la información que todos los medios nos proporcionan para conocer sobre la evolución de lo que pasa en el país y en el mundo. A raíz de todo esto comenzamos a pensar, actuar y monitorear las cosas mucho más rápido que de costumbre. Lo que antes podía tomarnos días ahora tenemos que hacerlo casi que al instante. Pensar más en menos tiempo y actuar más rápido, en el trabajo y en la casa.
En un tiempo relativamente corto muchos de los líderes nos vimos ante el compromiso de resguardar la salud y el bienestar de nuestros equipos, como tiene que ser y como primera medida. Después comenzamos a evaluar los recursos disponibles, planes de contingencias, asegurar la continuidad de negocios y servicios, revisar planes de seguridad de la información, etc. Pocas veces esta experiencia ha sido tan colectiva como ahora. Viendo en positivo es y seguirá siendo un ejercicio productivo para desarrollar, en algunos y, potenciar en otros, habilidades que deben necesariamente tener los líderes que hoy vamos a tener el desafío de gestionar equipos virtuales, dispersos, preocupados y ansiosos. Y nosotros no estaremos exentos.
Lo que hemos visto hasta ahora en cinco puntos esenciales:
El líder médico.La salud y bienestar de mi equipo en primer lugar. Nunca antes como hasta ahora este aspecto ha sido tan relevante. Antes que pensar en cómo continuar el trabajo, hemos priorizado en cómo estar todos sanos, bien y seguros. A cuidarse para cuidarnos todos. Una nueva forma de priorizar y afrontar desafíos. Aprendimos las medidas de prevención, recomendaciones, protocolos de seguridad y los estamos compartiendo una y otra vez. Nada es suficiente cuando de la salud y seguridad se trata. Somos como una pequeña extensión del 911 en cada uno de nuestros lugares de trabajo, repitiendo o monitoreando síntomas, mecanismos, recomendaciones, etc. etc. Con el afán de cuidar, prevenir y asegurar genuinamente el bienestar de todos.
El líder comunicador. La información al instante. Informar, todo el tiempo, claramente y de manera oportuna. Todo tiene que funcionar mucho más rápido para que la información fluya de manera más dinámica. Correos electrónicos, flyers, whatsapp, celulares, todo, absolutamente todo se está poniendo a prueba. La cantidad de información a ser compartida y procesada ha superado ampliamente a lo que estábamos acostumbrados. La comunicación a la máxima potencia. Informaciones ciertas y no tan ciertas. Estar informados en este escenario es tener en la mano una herramienta poderosísima para tomar decisiones. La información no puede esperar. Debe salir del escritorio tan rápido como rápido salen los panes calientes en la panadería. No se desecha nada. Todo debe leerse y considerarse porque cualquier detalle puede marcar la diferencia. La información es poder.
El líder inspirador. Fortaleciendo la confianza mutua. Debemos inspirar confianza, seguridad y calma, a pesar de nuestras propias inseguridades o percepciones. En esta oportunidad demostramos de qué madera estamos hechos. Mantener la calma, pensar en frío, tomar decisiones estratégicas midiendo impactos al momento. Y al mismo tiempo inspirar en nuestra gente confianza y seguridad que nos permita estar alineados, consolidados como equipos y con la fuerza necesaria para avanzar a pesar de las adversidades que debemos afrontar. Motivar, impulsar, energizar. Requiere de una capacidad física y mental excepcional como excepcional es la situación que nos empuja a vivir todo esto. Pero vale la pena. No hay nada mejor que tener a un equipo energizado y positivo a pesar de las circunstancias y lograr eso a la distancia tiene doble mérito. ¿Alguna vez pensamos que íbamos a tener la chance de mantener y fortalecer un clima organizacional en el espacio virtual por tanto tiempo? Pues bueno. El momento es aquí y ahora. No hay vuelta que dar.
El líder virtual. No estoy contigo, pero estoy aquí. Nos vimos forzados a abandonar la comodidad y tranquilidad de nuestras oficinas. Salimos de nuestra zona de confort. El mejor ejemplo de disrupción colectiva. Salimos de esa tranquila burbuja corporativa para ir a trabajar a otros espacios, algunos mejores y otros no tanto. Un poco incómodos, instalamos oficinas provisorias en nuestros hogares, buscamos alguna esquina para montar nuestro mando de control: notebook, baterías, celulares, agenda de contactos, block de notas, etc. etc. Incorporamos a nuestras conferencias telefónicas el ladrido de las mascotas y el grito de los pequeños. Es que el rebaño se esparció y ahora los tenemos por todos lados. Sin embargo, el pastor debe mantener el enlace con ellos más que nunca. Ponemos a prueba toda la tecnología para estar cerca, pero sin estarlo: Webcam, video conferencias, webinars, señales de humo, mensajitos de WhatsApp, todo suma, ayuda y sirve. Si no hay wifi, teléfono, si no hay teléfono algo se nos ocurrirá. No es momento de desaparecer. Es momento de estar, como sea, pero estar.
El líder contorsionista. Poniendo a prueba la capacidad de adaptación al cambio. Nuestra capacidad para liderar el cambio y de ver oportunidades en los obstáculos. Primero comprometiéndonos nosotros mismos con el cambio y segundo comprometiendo a nuestros equipos. Ese juego de cintura de continuar haciendo lo mismo, pero con otros recursos, a veces con menos, pero seguimos avanzando. La creatividad e innovación están más que nunca a prueba. Buscar alternativas, nuevas formas de hacer las cosas, priorizar, complicarse menos, escuchar a la gente, y actuar. Suena realmente fácil pero honestamente no lo es. Además de eso debemos agregar que de la noche a la mañana hemos tenido que sumar más roles a nuestro día a día. Además de trabajador, también debemos ser más en casa: papá, educador, psicólogo, cocinero y hasta dedicar tiempo al aseo de la casa. ¿Porque no? Al final todos somos humanos. Los hijos demandan tiempo, espacio y suman a la complejidad de la situación. Debemos compartir la TV, la compu de la casa, los espacios comunes, 24x7. Los tenemos en casa todo el tiempo, con o sin tareas, la vida debe continuar. Así que administrar tiempo y dedicarles el suyo también está en la lista de cosas a hacer. La contorsión a la máxima expresión.
Estamos haciendo un esfuerzo importante para sobrellevar toda esta situación. No es fácil y no estábamos preparados. Tiene su proceso de adaptación, pero es posible. Es circunstancial y esto nos ayudará a crecer individual y colectivamente. Recordemos mantener el lado humano en nuestras interrelaciones. La empatía. Esto que nos pasa ahora es una oportunidad extraordinaria para explotar más habilidades y muchas de ellas para nada técnicas.
Las “soft skills” que de soft no tienen absolutamente nada y menos hoy día. Mantener el liderazgo emocional puede crear un gran y positivo impacto en la gente. Y todas estas habilidades no solo nos ayudarán con nuestros equipos también en casa, con la familia, con nuestros amigos a quienes ahora, cada tanto y con más frecuencia, los llamamos por video llamadas para acortar esa brecha del aislamiento social.
Tantas cosas nos están pasando en tan corto tiempo que lamentarnos no nos conducirá a nada. En definitiva, veámoslo en positivo. Recuperemos el tiempo perdido con nuestros afectos, con nuestra familia. Reanudemos esas conversaciones postergadas, hablemos de los sueños. Planeemos lo que haremos cuando esto pase. Encontremos la oportunidad para fortalecer la conexión interpersonal con nuestros equipos y mostremos una parte nueva de nosotros mismos. Es tiempo de contener y de apoyar.
Como decía un jefe mío: “velo en positivo”. Pequeñas enseñanzas de gran impacto.