Que las nuevas generaciones vean en la opción de ser una empresa socialmente responsable un soporte ideal para el crecimiento exponencial, y tomen conciencia del beneficio de las buenas prácticas corporativas, son algunos de los objetivos de Rodrigo Padilla, CEO de la empresa mexicana Reciclaje Electrónico (RCE), quien compartió su exitosa experiencia de convertir la basura en una acción con impacto ambiental y social en el marco de un encuentro organizado por la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE).
¿De qué manera Reciclaje Electrónico generó un impacto positivo para el medio ambiente a partir de objetos en desuso?
Nos enfocamos en el negocio y la responsabilidad social. Reciclamos equipos electrónicos efectuando una manufactura inversa con alto impacto ambiental, nuestro modelo de negocio es el de una chatarrera, compramos y vendemos a otro precio.
Con más de 200 contenedores colocados en Monterrey, hemos reciclado más de 15.000 toneladas de electrónicos; con esto evitamos la contaminación de más de 115.000 metros cúbicos en tierra, y además ahorramos más de 14 millones de litros en agua y conseguimos reducir el 75% de CO2.
¿Y el impacto social?
RCE inició sus operaciones como una empresa comprometida con el medio ambiente, pero una vez posicionada y reconocida nos preguntamos cómo hacer para crecer socialmente y de manera más orgánica. De allí que nos aliamos con fundaciones que actúan de puentes entre empresas que desean generar ese impacto positivo en la sociedad y numerosas iniciativas.
Desde este año, lanzamos un plan piloto de contratar a 4 personas con discapacidad para crear oportunidades de crecimiento personal y profesional. Al principio, pensamos que realizamos un bien social y ahora nos dimos cuenta que el beneficio es para la empresa, por todo lo que nos dan. También educamos y creamos conciencia en la juventud. Entonces, cuando lleguen a ser emprendedores u ocupen puestos directivos en empresas tendrán conciencia sobre lo que se está haciendo mal. Además, ayudamos a recaudar fondos para distintos proyectos de causa social, y trabajamos con colegios, iglesias, organizaciones y empresas.
¿Qué representó para RCE haber nacido como una empresa de impacto responsable?
Somos un ejemplo de éxito. A la gente le gustó la idea de que eso que ya no quería (basura) se convierta en una esperanza para otras personas o que genere un impacto para el medio ambiente. Esto nos ayudó a crecer, y hoy con 10 años en el mercado logramos la certificación para exportar a Japón.
Los emprendedores, ¿qué beneficios obtienen por ser una empresa socialmente responsable?
Al ser emprendedor es difícil empezar un negocio, pero si muestras que estás dispuesto a entregar a la sociedad, a veces incluso más de lo que obtienes de ella, construyes una base sólida. La sociedad te quiere, se enamora de lo que hacés y te apoya comprando tu producto o utilizando tu servicio; también se genera la voz –de boca en boca– de que es un buen negocio ya que no sólo produce dinero sino que regresa el beneficio obtenido a través de iniciativas sociales o prácticas de reducción de impacto negativo. Este es el mejor camino, la gente piensa que vas a ganar menos dinero o va a ocupar espacio, pero en realidad es un empuje exponencial.
¿Considera que Paraguay tiene potencial para replicar el modelo?
Queremos llegar a los países de Latinoamérica para poder trabajar con ellos como un bloque para penetrar con un poco más de fuerza, siempre muy enfocados en hacer negocios con un impacto social, lo que también se vuelve una ventaja competitiva. En Paraguay, el objetivo es ver socios comerciales interesados en trabajar con nosotros. Por otra parte, esperamos que sea posible replicar el modelo y sea el inicio de un cambio en sus negocios.