Kelwá es la primera fábrica de turrón y manteca de maní instalada en el departamento de Boquerón, en la aldea Friedensfeld, en el Chaco paraguayo. Los productos de esta empresa son elaborados por una familia que persigue un sueño: crear alimentos sanos y nutritivos para los habitantes de Paraguay, el país que acogió a sus antepasados y les permitió vivir en paz y libertad.
Los inicios de la fábrica Kelwá se remontan al año 1953, cuando Kornelius Neufeld llegó a nuestro país acompañado de su familia, tras una larga travesía desde Rusia en 1930. Afincados en la Colonia Fernheim, el matrimonio de inmigrantes se propuso iniciar una nueva vida como emprendedores. Primero, habilitaron una pensión en la que hospedaban a turistas extranjeros; luego crearon una fábrica para industrializar maní a la que llamaron “Oasis” y desde ese entonces la tradición de hacer turrones de maní se transmite de generación en generación.
“A mi bisabuelo Kornelius se le ocurrió hacer turrones de maní y venderlos en los incipientes comercios de la zona. Como en su Rusia natal conocía un producto similar –hecho a partir de girasol– no dudó en replicar el ejemplo, pero utilizando maní como materia prima, producto que era plantado y cosechado en el Chaco”, explicó Verónica Ekkert, actual propietaria de Kelwá.
La emprendedora recordó que, tras el fallecimiento del precursor del negocio, Oasis continuó bajo la dirección de su bisabuela hasta 1960. Luego asumieron la posta sus abuelos Peter y Margarethe Neufeld, quienes fueron incorporando lentamente a sus hijos y estos a su vez a las nuevas generaciones.
En 1994, la firma pasó a las manos de Verónica y de su esposo, y con este cambio de timón la empresa dio un giro de 180º, con acciones enfocadas a liderar el mercado nacional. Para nuestra protagonista, la fórmula del éxito comienza siempre en cada hogar y en los deseos de superación de cada persona, “en esa chispita” que actúa como motor principal y que incentiva a seguir creyendo que es posible llevar a cabo un sueño.
Siguiendo esta línea de pensamiento, la pareja de emprendedores logró dar un paso muy importante en la historia de Kelwá al insertar los productos en la merienda escolar de varias instituciones educativas públicas, en los departamentos de Boquerón, Ñeembucú, Caazapá, y ahora también en escuelas de Paraguarí y Amambay. “El maní es un alimento muy nutritivo, especialmente para los chicos. Da energía para todo el día”, enfatizó.
Las instalaciones de la fábrica están dotadas con los más sofisticados instrumentos, todos ellos emplazados en un perfecto orden. Es más, se podría decir que esta es una característica que define a la familia Ekkert. Sin embargo, todos estos detalles podrían pasar desapercibidos y ser confundidos si hablamos de la apariencia externa que presenta el local, que prácticamente es como una casa de campo, con una granja y plantaciones de árboles frutales, y no la de una planta industrial en la que se fabrican exquisitos turrones y manteca de maní.
Esta industria cuenta con varias máquinas importadas de China y Argentina adquiridas con capital propio de sus nuevos dueños. La mano de obra es paraguaya y está conformada por personas que provienen de una comunidad indígena vecina que se encarga de la elaboración, procesamiento y producto final, bajo la supervisión de técnicos.
La producción de Kelwá se centra en la fabricación de turrones de maní y mantecas de maní que son distribuidos en supermercados y tiendas de conveniencia tales como los supermercados Stock, Super 6 y otros en Asunción.
“Hacemos una línea clásica de turrones de maní y otras con chocolate. También tememos manteca de maní en cinco diferentes sabores, además de maníes tostados y salados concebidos para snacks”, precisó Verónica.
Este año, la familia Ekkert planea ampliar su producción para ingresar con mayor fuerza en el mercado nacional, posicionando la marca en todos los rincones del país y, en un futuro no tan lejano, piensan en salir a competir en los mercados internacionales.
“Queremos que el mundo conozca nuestros productos”, aseguró Verónica. Es por ello que se inscribieron en la Unión Industrial Paraguaya con la intención de tener una mayor visibilidad y de contar con el respaldo de sus pares industriales. “Aspiramos a llevar el sello nacional a otros puntos del globo”, puntualizó.