La mente no solamente piensa, sino que también cumple la función de sentir. Cuando no se mantiene activa la capacidad de pensar uno es gobernado por las emociones y los deseos. Sólo a través del pensamiento racional pueden controlarse las otras funciones de la mente, para convertir los deseos improductivos y las emociones destructivas en productivos y constructivos.
El pensamiento ayuda a interpretar lo que está en el entorno, crea ideas que definen las situaciones, las relaciones y los problemas. El pensamiento da sentido al mundo a través de las siguientes acciones: Juzgar, percibir, analizar, clarificar, determinar, comparar, sintetizar, entre otras.
El sentimiento o la emoción pueden gobernarle a uno. La mente constantemente envía mensajes de cómo se siente uno: Feliz, triste, deprimido, ansioso, estresado, calmado, preocupado, entre otras.
El deseo agrega energía a la acción, encamina hacia aquello que se quiere alcanzar, o distancia de aquello que no se desea. Los deseos llevan a establecer objetivos, fijar metas, propósitos, agendas, valores, motivos, entre otras.
El pensamiento es la clave para mantener en control el deseo y las emociones. El objetivo no es reprimir o eliminar las emociones ni el deseo, sino gobernarlos de tal manera a mantenerlos en equilibrio y armonía.
Las tres funciones de la mente dependen de cada una. Por eso, cuando se elimina una de las funciones, todo el sistema colapsa.
Fuente: Basado en los principios de Foundation for Critical Thinking.