Concebida en laboratorios nacionales, la variedad de soja paraguaya podría expandirse a los campos del Mercosur con la promesa de aumentar la productividad y reducir costos. Este es el resultado de años de esfuerzo en el marco de una exitosa alianza público-privada y principalmente del saber científico aplicado a la agricultura.
En términos generales, la campaña de soja 2017/2018 viene bien, pero no será como la anterior. El clima y el manejo de los cultivos tiene su influencia sobre los rindes. Aquellas áreas de siembra muy temprana, de setiembre, principalmente hacia la zona sur del país, se vieron afectadas por la deficiencia de agua. La zona norte de Alto Paraná, Canindeyú, logró un buen desarrollo y buenos rindes pese al factor climático. Y además, algunos productores reportaron focos de roya asiática (Phakopsora pachyrhizi), hongo que afecta a los cultivos.
El productor agrícola es consciente de que los fenómenos naturales pueden jugarle una mala pasada. Pero, hoy de mano de la biotecnología agrícola, es posible mitigar o incluso superar estos problemas, por ello, la fuerte apuesta a la investigación científica en el rubro de la soja, es un ejemplo a seguir.
La importancia de esta oleaginosa en la economía paraguaya es indiscutible, ya que que hace años se ha convertido en el principal producto de exportación, teniendo como destinos principales países de la Unión Europea y Rusia, y en menor medida Turquía, Argentina y Brasil.
Para Estela Ojeda, gerente general del Instituto de Biotecnología Agropecuaria (INBIO), el impacto de la soja en la economía nacional puede crecer aún más de la mano de la tecnología y de la investigación. “Pero eso podrá ser realidad con el buen uso de las herramientas y conocimientos disponibles por parte del productor. Así podrá tener mayores rindes, por disminución de perdidas, por aumento del potencial productivo, y por incorporación de nuevas áreas. El productor deberá manejar de la mejor forma aquellos factores de producción sobre los que tiene influencia. Es decir variedad, semilla, época de siembra, condiciones de siembra, cuidados culturales, etc., y de este modo minimizar los efectos de aquellos sobre los que no tiene influencia como el clima”, explicó.
El soporte de la biotecnología. La investigación y los avances registrados en el mejoramiento genético de las semillas permitieron obtener variedades de soja con potencial de rendimiento superiores, con resistencia a plagas y enfermedades, entre otras virtudes.
Particularmente, la variedad SOJAPAR creada en los laboratorios nacionales tiene resistencia a la roya asiática y muy buen comportamiento. Esta semilla es resultado de años de esfuerzos e investigaciones por parte de profesionales del Instituto Paraguayo de Tecnología Agrícola (IPTA) y el INBIO, en una alianza público-privada que hoy permite ver sus frutos en los campos del país.
Estela explicó que el INBIO es una asociación sin fines de lucro, creada precisamente con el propósito de impulsar el desarrollo de la investigación de la biotecnología, promover un adecuado acceso a los productos de la biotecnología agropecuaria e incorporarlos a la producción nacional.
Laboratorio de biotecnología de Capitán Miranda.
Para cumplir con sus objetivos desarrolla actividades en tres ejes: investigación agrícola, capacitación y comunicación; convenios y acuerdos con instituciones con las que comparte objetivos comunes y puede desarrollar proyectos específicos. “En ese contexto, en el 2012 se firmó un convenio de cooperación interinstitucional con el IPTA para el fortalecimiento de la investigación de la soja. Hoy, el resultado son las variedades SOJAPAR”, señaló.
El programa de mejoramiento de soja INBIO-IPTA, tiene varias líneas de trabajo: resistencia a plagas, mayor rendimiento, resistencia a condiciones de stress abióticos entre otros. “Esas líneas de trabajo fueron definidas en base a la problemática que tienen nuestros productores. Problemas identificados y prioritarios de atención fueron: la roya de la soja, enfermedad causada por un hongo que causa pérdidas económicas, y también la macrophomina otra enfermedad que ataca a la planta cuando sufre stress de alguna índole”, señaló Estela.
La variedades de semillas que han cumplido con los procesos administrativos y legales ante el Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (SENAVE) para ser comercializadas en el país son: SOJAPAR R19, SOJAPAR R24, SOJAPAR R49 y SOJAPAR M42. La característica en común es que todas tienen resistencia a roya y moderada resistencia a macrophomina, y la diferencia radica principalmente en cuanto al ciclo, crecimiento, rusticidad. Estas variedades permiten al productor facilitar el manejo y economizar. Las dos primeras variedades ya se comercializan a nivel local entre los productores nacionales.
Ensayos de campo de variedades de SOJAPAR en Capitán Miranda a cargo del IPTA.
“En la campaña anterior -que fue el primer año de SOJAPAR R19- se sembró más concentradamente en la zona sur, algo en el este y centro. En la presente campaña con SOJAPAR R19 y SOJAPAR R24, se está llegando a toda la zona sojera. Esto nos permitirá tener información sobre su comportamiento y aceptación entre los productores”, destacó Estela.
Sobre los rendimientos, en la anterior campaña con SOJAPAR R24, de un relevamiento que se hizo sobre 5.000 hectáreas sembradas se tuvo una media de 4.500 kg/ha. “En la presente campaña aun no se tienen resultados de cosecha, pero sí se tienen referencias acerca de que se está comportando muy bien ante la roya, lo cual genera expectativas en los productores”, apuntó.
Nueva variedad. El último lanzamiento concretado en marzo pasado es SOJAPAR R34. La Ing. Agr. Ruth Scholz, jefe de Programa de Investigación de Soja IPTA-Capitán Miranda explicó que esta nueva variedad fue desarrollada atendiendo las necesidades de los productores y que de acuerdo a las investigaciones se adapta a las diferentes regiones productoras del país.
“Esta variedad es de crecimiento indeterminado, de ciclo precoz (122-130 días), de un promedio de altura de 70 a 90 cm, posee vainas de color marrón claro y pubescencia gris, el color de flor es blanca. Es resistente a roya de la soja, basado en el gen Rpp4 y con moderada resistencia a Macrophomina phaseolina, presenta buena ramificación y además buena calidad de semilla”, indicó Ruth.
La especialista brindó los detalles de cómo fue el proceso para la obtención de esta variedad, que llevó varios años de trabajo. La biotecnología vegetal permite la transferencia de una mayor variedad de información genética de manera más precisa y controlada. En el caso de SOJAPAR R34, el cruzamiento artificial se realizó en el año 2009-2010, entre los materiales CM422 Milagrosa y FTS Campo Mourão. La primera generación -descendiente híbrido resultante del cruce genético- fue avanzada en el periodo de invierno del 2010.
La ingeniera agrónoma Ruth Scholz en el lanzamiento de la última variedad de SOJAPAR en Capitán Miranda.
En la segunda generación se practicó la selección genealógica de plantas individuales, basadas en las características agronómicas deseadas. En la tercera generación, fue sometida a la prueba de patogenicidad de roya de la soja en invernadero.
Durante el período 2011-2012 y 2012-2013; en la cuarta y quinta generación, se mantuvo en línea individual de campo. En la sexta generación, durante el periodo agrícola 2013-2014 fue sometida a los primeros ensayos preliminares para evaluar la productividad. En los ciclos, 2015-2016 y 2016-2017, el material fue evaluado en los ensayos de la Red Nacional de Cultivares de Soja en 5 localidades del país donde se determinó su buen comportamiento.
Conquistar mercados. En cuanto a la comercialización de las semillas, hay que destacar que estas semillas están entrando de a poco al mercado, generando expectativas y construyendo alianzas para la multiplicación con semilleros. “Ya se sembraron cerca de 10.000 hectáreas de la variedad SOJAPAR R19. En la presente campaña se tiene aproximadamente esa misma área de siembra con dos variedades la SOJAPAR R19 y la SOJAPAR R24. El clima afectó a la producción de semilla por lo que no tuvimos mayor disponibilidad, pero esperamos para la próxima campaña un escenario diferente”, sostuvo Estela.
Con SOJAPAR se está mirando más allá del territorio paraguayo. “En este momento se están haciendo los ensayos de validación en Brasil, con intenciones también de hacer las evaluaciones en Uruguay, Bolivia. Es importante resaltar que en todos los países, primeramente existe un proceso de evaluación y registro de las variedades de modo a poder habilitar el uso comercial de las semillas. Cumplidos esos procesos podremos ingresar comercialmente. Existe una gran expectativa de crecimiento a nivel regional en el equipo”, dijo Estela.
Por otra parte existe un sistema diferente de comercializacion de las variedades SOJAPAR. “Hay que recordar que un programa de mejoramiento necesita mantenerse y la forma de hacerlo es través de la venta de semilla, ya que una parte vuelve al programa en forma de regalías. Pero nuestros productores acostumbran a guardar parte de su grano para utilizar como semilla en la próxima campaña. Con esta costumbre no hay retribución al programa de mejoramiento, poniendo en riesgo su sobrevivencia. Por ello, nosotros implementamos un sistema de aporte obligatorio para aquel productor que guarda su grano”, explicó.
Ese aporte está en relación a la bolsa de 40 kg guardado y es de 2,5 USS. El productor a la compra de semilla, firma un contrato de compromiso de que hará el aporte en caso que guarde para semilla sus granos. “Si no guarda, no paga nada, no hay límites, ni otras condiciones. Lo que pregonamos es que el productor tome conciencia de la importancia del mejoramiento de plantas, de contar con nuevas tecnologías y de que eso tiene un costo que se debe mantener si queremos seguir teniendo nuevas variedades”, indicó.
La idea es que el sistema de comercialización sea lo más amigable al productor. El productor al firmar el contrato con la compra de semilla -por primera vez y luego cada vez que hace la reserva de granos- debe presentar una declaración jurada en el comercio de donde compró. “Estamos convencidos de que juntos podemos hacer un círculo virtuoso de ganar-ganar.” enfatizó Estela.
El presidente del IPTA, Ing. Agr. Santiago Bertoni, destacó los avances del proyecto. Además de la nueva variedad lanzada recientemente, sostuvo como un aspecto relevante el hecho de que en Brasil el proceso de registro de la semilla paraguaya va por buen camino. Destacó que en Uruguay ya comenzó el trabajo para el registro, mientras que en Bolivia y Argentina está próximo a iniciarse. Esta visión de traspasar fronteras demandará alianzas con otros socios para promover el desarrollo del germoplasma nacional en territorios vecinos.
Según Bertoni, los acuerdos con terceros son fundamentales para fortalecer el sistema de investigación de soja, de tal forma a contar con buenos materiales adaptados a las condiciones de cada región, con el fin de tener un éxito comercial.
Según el Servicio Internacional para la Adquisición de Aplicaciones (ISAAA) Paraguay fue el sexto país en el mundo en mayor adopción de cultivos biotecnológicos en el 2016. En el mismo año la superficie de cultivos transgénicos se acercó a las 3,6 millones de hectáreas en el Paraguay.
De acuerdo al informe del ISAAA, en el Paraguay la adopción de biotecnología abarcó unas 3,21 millones de hectáreas de soja, unas 0,31 millones de hectáreas de maíz y 0,01 millones de hectáreas de algodón.

Biotecnología: ventajas y beneficios

Los agricultores se benefician con el aumento de la productividad y de los ingresos contribuyendo a la mejora de toda la economía y posibilitando la sostenibilidad de la agricultura.
Los consumidores se benefician al contar con comida sana, segura y abundante para alimentar a la creciente población mundial.
El ambiente también se beneficia al registrarse una reducción de las emisiones de carbono y las aplicaciones químicas de uso agrícola.