Como un alegre cortejo nupcial, la ruta intermunicipal que une Areguá con Ypacaraí, presenta una amalgama de colores y aromas que embriagan los sentidos de los que la transitan. Y no es para menos, pues más de 30 puestos de venta de frutillas esperan la visita de los turistas todos los días de 08:00 a 18:00.
El brillante color rojo de la fruta de estación adorna los ingeniosos stands, donde la magia de los artesanos aregueños la convierte en tentadores manjares que atrapan, tanto a niños como a los adultos.
En el lugar, se pueden disfrutar de las delicias gastronómicas preparadas en forma artesanal por los propios expositores, cuya fragancia tan característica hace agua la boca.
Los sabrosos helados artesanales son una buena opción para el calor, o bien, un refrescante jugo para calmar la sed. Aunque para los más golosos nada más apetitoso que una tarta de frutillas, o unos alfajores de la misma cosecha, hasta bombones, empanadas y pastafrolas.
Pero esto apenas es el comienzo, porque unas botellas en perfecta formación anucian que esos sabrosos regalos de la tierra se han transformado en un licor rojo, que por sabor y suavidad sólo puede ser comparado con el mítico néctar de los dioses.
Los precios. Los precios son muy accesibles. Se pueden adquirir frutillas seleccionadas a G. 15.000 el kilo. Las mermeladas se pueden obtener a G. 10.000; el licor de un litro cuesta G. 15.000 y el jugo G. 5.000 cada vaso. Los precios de las tortas varían de acuerdo a su peso, pero la porción cuesta G. 5.000, al igual que el helado.